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QUE BEBAS MUCHA NO SIGNIFICA QUE LO HAGAS BIEN

Diez errores que cometes al tomarte una cerveza

En casa y en la calle, estás cometiendo errores garrafales en el simple acto de tomarte una birra. Como estos diez.

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1- Enfrias la jarra en el congelador

Queda vistoso, sí, pero es un error lamentable. Cuando el vaso está muy frío impide la formación de espuma y, además, si tiene algo de hielo se nos va a aguar la cerveza. Así pues, la cerveza siempre bien fresquita... pero el vaso no.

2- Las almacenas mal (o mucho)

Las cervezas no deben guardarse durante mucho tiempo, pues pierden sus propiedades organolépticas, y mucho menos deben almacenarse en un lugar demasiado luminoso o en un envase que deje pasar la luz. Lo mejor es beberlas cuanto antes y almacenarlas siempre en un lugar fresco y seco, en sus características botellas marrones o en una lata opaca.

3- No humedeces la copa

Basta con llenarla un poco con agua fría, rociarla y tirar el agua. La cerveza se deslizará mucho mejor, no perderá fuerza ni se descarbonatará.

4- La bebes de la botella

Te estás perdiendo gran parte de sus matices. Olvida, pues, tu época rockera y siempre que tengas posibilidad hazte con un vaso (húmedo, claro).

Imagen de archivo de jarras de cerveza
Imagen de archivo de jarras de cerveza | laSexta.com

5- La combinas con productos muy grasos

Si hablamos de maridajes, los alimentos excesivamente grasos harán que nuestra cerveza pierda gran parte de sus matices. La carne de cerdo o las frituras no siempre van a llevarse bien con la cerveza, pese a que curiosamente suele ser el maridaje por excelencia. Esto nos lleva al siguiente punto.

6-Controlas su consumo porque crees que engorda

¡Pues es falso! La cerveza tiene un aporte calórico moderado y si se toma con tino puede ser una bebida ideal para nuestro día a día. Lo que suele ocurrir, y ha dado lugar al mito de la barriga cervecera, es que cuando salimos de cañas no nos tomamos solo un par y que, además, solemos acompañarlas de sus correspondientes tapitas. ¡Que sí que engordan!

7- Ni sal ni limón

Nada que nos pueda distraer del sabor original de la cerveza va a ser un buen compañero.

8- Sí a la espuma

Tanto si nos servimos la cerveza en casa como si vamos a un bar y nos tiran la caña ante nuestros ojos, es fundamental que siempre tenga espuma. Una capa de espuma de entre 1 y 2 cm protegerá nuestra cerveza de la oxidación, y disfrutaremos más de sus sabores.

9 - Fría, pero no siempre igual de fría

La rubia debe consumirse a una temperatura de entre 5 y 8 grados, mientras que la negra, que es más consistente, debe rondar los 8-12 grados.

10- La bebes de golpe

Y haces mal, porque aunque en verano es una maravilla y son muchos los que la tomarían como si fuese agua, lo cierto es que la cerveza debe tomarse pausadamente para poder disfrutar de todos sus aromas y sabor. Tampoco hace falta hacer aspavientos, pero de ahí a beberla de un trago como si fuese un vaso de agua hay un buen trecho.

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