Algo debes estar haciendo mal...
Dime qué te duele y te diré cómo cambiar tu dieta
¿Te duele la cabeza? ¿Se te he llenado la piel de granos? Tranqui, es tu cuerpo diciéndote que hay alguna cosa que otra que cambiar en tu dieta
Publicidad
¿Hasta qué punto puede nuestra alimentación influir en cómo nos sentimos? La respuesta es que lo que comemos o dejamos de comer tiene una gran incidencia en nuestro bienestar y que hay muchos síntomas que aparecen y que nos están hablando a las claras de que hay algo en nuestra dieta que no funciona. Ni por asomo. A contiuación, aquí van siete situaciones en las que nos podemos encontrar y que pueden tener una causa en nuestra alimentación.
Te sientes hinchado. No hay una sola causa de hinchazón. Puede deberse a la presencia de gas intestinal, a comer demasiado, a tener sensibilidad a los alimentos o a seguir una dieta con fibra excesiva. Si estás hinchado con frecuencia, especialmente después de comer, es posible que consumas demasiadas calorías de una sola vez o que comas raciones excesivas de alimentos con fibra difícil de digerir, como las alubias. Otra solución puede ser comer más despacio.
Te duele la cabeza. Ojo con los alimentos procesados y los congelados, que suelen tener demasiado sodio e incluso glutamato monosódico. Otro elemento a vigilar es la cantidad de agua que tomas cada día. La deshidratación es una causa muy común de dolores de cabeza y, a veces, es la señal que lanza el cuerpo para pedir agua o alimentos ricos en ella como frutas y verduras frescas. Más agua y menos sal es una ecuación perfecta para poner coto a los dolores de cabeza.
Sufres insomnio. Una cena copiosa antes de irnos a la cama puede hacer que nos cueste conciliar el sueño. El cuerpo necesita entre 3 y 4 horas para digerir la comida, con lo que acostarse antes de que se complete el proceso de digestión puede provocar acidez y reflujo. La clave es tratar de tomar una cena ligera y distanciarla lo máximo posible del momento de meterse en la cama.
Te salen granos. Si de repente comienzan a aparecer granos en tu piel, tu cuerpo puede estar tratando de decirte algo. Las dietas altas en grasas y que incluyen demasiados productos lácteos y azúcares de alto índice glucémico, como los que contienen pan y la pasta, se suelen relacionar con un mayor riesgo de acné. Lo mejor es evitar alimentos procesados como patatas fritas, refrescos, helados o chocolate con leche. En su lugar, mejor poner proteínas, grasas saludables y frutas y verduras.
Estás de mal humor. Un estudio aparecido en el Dartmouth Undergraduate Journal of Science estableció que las dietas bajas en hidratos de carbono aumentan los sentimientos de enfado, ira, depresión y tensión. Un cambio de humor repentino quizá se debe a una supresión brusca de hidratos de carbono en la dieta que nuestro cuerpo no está regulando de manera correcta.
Tienes demasiado olor corporal. Esto se produce cuando las toxinas internas se forman más rápido de lo que se eliminan. El sudor en sí no es maloliente. Lo que realmente contribuye a que huelas mal son las bacterias que viven en la piel y las toxinas que se eliminan del cuerpo a través del sudor. Cuando el olor es significativamente fuerte o desagradable, puede ser que el cuerpo esté indicando que hay deficiencias en magnesio o una infección.
Te sientes mal (casi) siempre. Es posible que no estés consumiendo alimentos ricos en nutrientes con regularidad, con lo que tu cuerpo está bajo de defensas y le cuesta hacer frente a las enfermedades. Para evitarlo, consume proteína, fruta y verdura fresa, grasas saludables, que te proveen de las vitaminas, los antoxidantes y minerales que tu cuerpo necesita. Las deficiencias de vitaminas pueden hacerte vulnerable a todos los gérmenes que circulan por ahí.
Publicidad