¿A que no te lo imaginabas?
Este es el INCREÍBLE efecto secundario de comer una hamburguesa todos los findes
Lee esto si sufres de episodios de estrés: te interesa
Publicidad
Que una hamburguesa industrial no es ninguna maravilla es algo que ya teníamos bastante claro. No se trata solo de la grasa y calorías que contienen. Además, añadimos sal y azúcar y, por supuesto, las patatas fritas y el refresco entran como daños colaterales para acabar golpeando nuestra salud. Sin embargo, no acaba aquí la cosa. Si vivimos un día a día ajetreado y tenemos episodios de estrés (¿quién no los tiene?), se forma una tormenta perfecta que ha descubierto un grupo de científicos.
El hecho es que una hamburguesa puede provocar que el estrés se adueñe de nuestro organismo y que engordemos a la velocidad de la luz. De acuerdo con investigadores de la Universidad Estatal de Ohio, el estrés, combinado con una comida rica en grasas y calorías, puede asestarle un golpe definitivo a la cintura, al menos en el caso de las mujeres. Esta combinación desfavorable puede ralentizar el metabolismo, la velocidad a la que su cuerpo quema calorías, y hacer que se aferre a la grasa como si fuera un clavo ardiendo.
Lo que es novedoso en este estudio es que el aumento de peso relacionado con el estrés no se trata solo del exceso de calorías consumidas, sino que el estrés puede alterar la forma en que el cuerpo responde a las calorías. Para la investigación, publicada en la revista Biological Psychiatry, los investigadores preguntaron a 58 mujeres, con una edad promedio de 53 años, sobre los factores estresantes del día anterior. Luego comieron 930 calorías y 60 gramos de grasa, aproximadamente las equivalente a una hamburguesa y patatas fritas de fast food. Las mediciones metabólicas y las muestras de sangre se tomaron antes y a intervalos durante siete horas después de la comida.
Las mujeres que habían tenido uno o más eventos estresantes el día anterior, desde una discusión con un compañero de trabajo o su pareja a problemas con los niños, quemaron 104 calorías menos en las siete horas posteriores a la comida en comparación con las mujeres que no estaban estresadas. Puede que no parezca mucho pero, según los investigadores, es una diferencia que sumaría casi 5 kilos en un año.
Hay más. Las mujeres que se quejaron del estrés del día anterior también quemaron menos grasa después de comer en comparación con las participantes que estaban tranquilas. También tenían niveles más altos de insulina, una hormona que promueve el almacenamiento de grasa. Se desconoce si estos resultados se aplicarían a los hombres, que tienden a tener más músculo que las mujeres y, por lo tanto, tasas metabólicas más altas, pero de lo que no hay duda es de que la hamburguesa se alía con el estrés para ponernos palos en las ruedas de nuestra dieta.
Publicidad