Beneficios para tu body
Estos son los 7 cambios que tienen lugar en tu cuerpo cuando dejas la comida basura
Tomar hamburguesas, pizzas, patatas fritas y bollería a diario es un cóctel molotov del que a veces no somos conscientes... hasta que cambiamos de dieta y entonces, ¡pam!, ocurre esto.
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Exceso de calorías, sodio a tutiplén, grasas saturadas, colorantes y conservantes, cantidades enormes de azúcar... La comida basura aporta de todos menos nutrientes a nuestro cuerpo. Lo malo es que con el ritmo de vida que llevamos, cada vez se nos hace más cuesta arriba lo de seguir un alimentación sana. No digamos ya si hablamos de cocinar. No obstante, hacer el esfuerzo de cambiar de dieta tiene efectos positivos sobre nuestro cuerpo. Si bien los expertos advierten de que, en un primer momento, puede haber un efecto rebote en forma de irritabilidad e incluso dolores de cabeza, a la larga los efectos positivos son notables. Estos son los 7 cambios principales que vamos a vivir en nuestro cuerpo en primera persona si abandonamos hamburguesas y pizzas...
Pérdida de peso. ¡Ping! La primera en la frente. Efectivamente: la reducción al mínimo de la comida basura puede reducir de forma significativa la cantidad total de calorías que consumimos en un día, lo que puede conducir a la pérdida de peso. Simplemente con abandonar el abuso de fritos, alimentos con queso o preocinados dejaremos de tomar unas cuantas calorías.
Una alimentación más nutritiva. Por pura lógica, al eliminar la comida basura de nuestra dieta, hacemos hueco a otros alimentos. Dejar la pizza congelada o las hamburguesa de locales de comida rápida implica empezar a comer frutas, verduras, hidratos de carbono integrales, proteínas magras -como la de la carne de pollo-, etc. Todo esto repercutirá en que nuestro cuerpo reciba más nutrientes esenciales como fibra, calcio, vitaminas, etc.
Reducción de riesgos para la salud. Una dieta alta en grasas saturadas (o incluso trans) provenientes de alimentos como las patatas fritas, las hamburguesas con queso o los alimentos procesados puede aumentar el riesgo de enfermedad cardíaca, provocarnos un colesterol alto o ponernos en riesgo de diabetes. Al mismo tiempo, una dieta con demasiado sodio aumenta el riesgo de enfermedad renal y provoca presión arterial alta. Eliminar esos alimentos de la dieta reduce el riesgo de enfermedades crónicas.
Una piel clara y brillante. Todo lo que comemos se refleja en nuestra piel. La comida rápida, aunque sea deliciosa, acaba dejándonos una piel mate y poco brillante si abusamos de ella. Empezar a cambiar la fritanga por las verduras permite que nuestra piel tenga un mejor aspecto y también que nuestro cabello está más fuerte y sano. El mejor tratamiento de belleza posible.
Mejor humor. Sí, hablábamos de irritabilidad en los primeros días sin comida basura, pero hay que entender que se trata de un síntoma pasajero. Con el transcurso de los días, lo que sucederá es que nos sentiremos más felices. Es un reflejo del estado de nuestro cuerpo, al que estamos dando todos los nutrientes que precisa.
Un sueño más plácido. La comida rica en azúcares no solo genera aumento de peso, sino también problemas de sueño. Cuanto más azúcar tengamos en la sangre, más complicado nos resultará dormir bien. Si reducimos al mínimo la cantidad de comida basura en nuestra alimentación, acabaremos teniendo un sueño más reparador y nos sentiremos más frescos al día siguiente.
Un tono muscular mejorado. Hartarse de perritos calientes, kebabs y demás comidas rápidas y luego macharse en el gimnasio constituyen dos señales opuestas que le estamos enviado a nuestro cuerpo. Una dieta limpia que sea rica en alimentos integrales, proteínas magras y sin procesar puede ayudar a desarrollar músculos fuertes.
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