TRUCOS CULINARIOS
Estos son los errores más habituales que debes evitar al hervir la pasta
Lee atentamente estos consejos para que la pasta te quede más rica y la disfrutes como nunca con tu familia y amigos.
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Desde los más pequeños a los más mayores. La pasta es uno de los platos que más gustan y, a simple vista, es uno de los más fáciles de preparar: poner agua a hervir, incorporar la pasta y esperar a que esté hecha. Aun así, hay varios errores que todos hemos cometido alguna vez a la hora de cocinarla.
En este artículo vamos a comentar cuáles son para que la próxima vez que cocines pasta te quede un plato perfecto.
Los nueve errores más comunes y que hay que evitar
Vamos a ir paso a paso, desde la elección de la olla hasta si hay que pasarle un chorro de agua fría justo después de escurrirla.
Escoger una olla pequeña
Este es el primer error que no hay que cometer. El recipiente donde vamos a hervir la pasta tiene que ser más alto que ancho. Si crees que es demasiado grande para la cantidad de pasta que vas a cocinar, ¡no pasa nada! Al contrario, cuanto más grande sea la olla, menos se va a pegar el ingrediente que tenga dentro.
En resumen, con una olla más bien pequeña es muy probable que la pasta se pegue.
Poner poca agua en el recipiente
Está un poco relacionado con el punto anterior. Lo mejor es usar un recipiente grande para poder echarle la suficiente cantidad de agua. Si le echamos poca, la pasta también se nos va a pegar.
La cantidad de agua que se recomienda es de 1 litro por cada 100 gramos de pasta.
Poner la pasta antes de que hierva el agua
No hay que ser impaciente… y en la cocina menos. Cada proceso conlleva su tiempo. Para que se cueza bien por dentro y quede crujiente por fuera, hay que incorporar la pasta al agua cuando esta esté en ebullición. Si se hace antes, el plato no saldrá como esperabas. Otro truco es que hay que echar la pasta poco a poco.
Echar poca sal
En este caso, no hay que ser rácano con la sal. Hay que echarle bastante al agua después de poner la pasta. Este tipo de ingrediente absorbe poca sal, por eso es importante que haya una buena cantidad. La sal sobrante se queda en el agua.
No remover la pasta mientras se cuece
De nuevo, un error garrafal que no nos podemos permitir. Hay que ir removiendo la pasta de vez en cuando para evitar que se pegue. Si la dejas dentro del agua y te olvidas de ella hasta el momento de sacarla, se va a quedar toda enganchada y será más difícil de comer.
Echar aceite al agua
Con eso no vas a evitar que se pegue. Lo que hace el aceite en el agua es que la pasta quede como 'resbaladiza', lo que va a hacer que la salsa no ligue bien.
Tirar la pasta a la pared para saber si está hecha
A lo mejor, este truco te lo habrán contado en casa, pero no es el más adecuado para comprobar si la pasta ya está hecha. Lo mejor es que de vez en cuando, cuando creas que va a estar a punto, la vayas probando. Este será el mejor indicador para saber si está a tu gusto.
Echar agua fría a la pasta recién cocinada
Aunque hayas hecho la pasta para una ensalada fría, no hay que echarle agua. Si así lo haces, te va a quedar una pasta sin almidón y sin sabor. Y por mucha salsa que le pongas, vas a notar la pasta sosa.
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