Reaprovechan comida en buen estado que se tira
Los friganos, activistas contra el despilfarro de comida
Francia acaba de promulgar una ley que prohibe a los supermercados tirar comida. Esta es una antigua petición de colectivos como los friganos, que abogan por un modelo de consumo más responsable.
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En los años 90, un grupo de personas comenzaron en Estados Unidos un movimiento anticonsumista que buscaba un empleo más eficiente de los recursos alimentarios. Entre sus acciones, una de las más llamativas era la de recoger alimentos que acababan en la basura, desechados por empresas o supermercados debido a su aspecto, a la proximidad de su fecha de consumo preferente o a cualquier otra circunstancia (final de temporada, excedente...). Al mismo tiempo, se trataba de alimentos que estaban en perfecto estado. Los friganos llamaban así la atención sobre el despilfarro de comida.
No se trataba de personas sin hogar ni sin ingresos, sino de intelectuales, universitarios y personas de clase media que se rebelaban contra el sistema de consumir y desechar sin tener en cuenta la sostenibilidad del sistema. 20 años después, los friganos continúan trabajando en la misma línea y hay grupos por todo el mundo.
Ahora, la presión de estos activistas, junto a la de otros actores de la sociedad, han logrado que Francia sea el primer país del mundo en prohibir que los supermercados tiren comida en buen estado. Deberán de donarlos a organizaciones no gubernamentales o bancos de alimentos. Actualmente, se está estudiando como poner en marcha una logística que permita llevar a cabo esta donación masiva de alimentos.
Cada año, se desechan millones de toneladas de comida en todo el mundo. Solo en Estados Unidos, se tiran a la basura 40 millones de toneladas de comida, una cantidad que permitirá alimentar a toda la población que pasa hambre en el planeta. Ahora, el anuncio de Francia de que los supermercados ya no podrán hacerlo ha abierto la puerta a que otros países lo puedan poner en práctica. En España, por ejemplo, no hay legislación alguna al respecto y, aunque hay interés por parte del Gobierno en actuar sobre los desechos que generan los supermercados, aún no hay nada en firme.
Al mismo tiempo, han surgido iniciativas en el terreno de la restauración como la de Rub&Stub, un restaurante de Copenhague que ofrece recetas hechas a base de estos descartes culinarios sin que el cliente note la diferencia. En su carta, platos de pasta con carne, pescado o vegetales, ensaladas, magret de pato o brownie de postre. Comer cuesta una media de 17 euros y su personal está formado principalmente por voluntarios. La recaudación del restaurante, salvo la parte destinada a mantener el local, se destina a proyectos solidarios por todo el mundo.
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