CONSEJOS DE COCINA
Es más fácil de lo que parece: Así puedes limpiar mejillones
Al ser un producto fresco, los mejillones vienen con barbas y demás restos orgánicos propios de este delicioso molusco. Aparentemente puede parecer difícil limpiarlo, pero te explicamos cómo hacerlo.
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Cuando hablamos de gastronomía española, se nos puede venir a la cabeza una gran cantidad de recetas y alimentos propios de cada comunidad autónoma. La dieta mediterránea se inspira en una diversidad de ingredientes que empleamos regularmente en la cocina, como el aceite de oliva, agua, alimentos de origen vegetal, carne fresca, huevos y pescado.
De entre todos los alimentos que podemos encontrar con facilidad en cualquier supermercado, encontramos los mejillones; un molusco que tradicionalmente preparamos para fechas algo más especiales como Navidad. Sin embargo, son un producto rico en múltiples vitaminas y minerales que los hacen perfectos para consumir en cualquier momento.
Al ser un producto fresco, los mejillones vienen con barbas y demás restos orgánicos propios de este delicioso molusco. Aparentemente puede parecer difícil limpiarlo y prepararlo para cocinar, pero lo cierto es que existen formas de hacerlo de manera efectiva y muy rápida. En el vídeo encontrarás la manera más sencilla de limpiar mejillones.
Limpiar mejillones: una tarea mucho más sencilla de lo que parece
Los mejillones son un producto disponible durante cualquier época del año, por lo que los podemos encontrar fácilmente en la sección de pescadería o en los congeladores. Después de comprar una malla, deberemos retirarlos de su bolsa original e inmediatamente después los introducimos en un recipiente. A continuación, vertemos una pizca de sal gruesa, los cubrimos con un trapo húmedo y finalmente los guardamos en el frigorífico durante un par de horas.
Una vez pasado este tiempo, retiramos el trapo húmedo y enjuagamos los mejillones con abundante agua fría para eliminar la sal y los restos de arena. En caso de encontrar arena muy agarrada, será necesario raspar suavemente la concha de cada mejillón con un estropajo de alambre hasta que desaparezca. Hay que hacerlo con mucha delicadeza, ya que de lo contrario podríamos romper la concha.
En cuanto a las barbas, no las arranques tirando de ellas con los dedos de las manos, ya que podría rasgarse la carne del mejillón. Para limpiarlas es aconsejable cortarlas con unas tijeras bien afiladas. De esta manera la carne quedará intacta. Por último, tan solo tendremos que volver a duchar los mejillones con agua fría del grifo para poder empezar a cocinarlos.
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