Puede afectar a nuestros órganos o a nuestras hormonas
Nos tragamos 114 fibras de plástico en cada comida procedentes del polvo ambiental
Hasta ahora se pensaba que la mayor parte de los residuos plásticos que nos tragamos vienen del mar, pero no es así.
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Hasta ahora, se pensaba que la mayor parte del plástico que podíamos llegar a consumir provenía del medio marino, contaminado por toneladas y toneladas de plástico que podían ser ingeridos por pescados y moluscos y, en última instancia, pasar a nuestro organismo cuando nosotros comíamos esos pescados y moluscos. Ahora, un estudio de la universidad de Heriot-Watt de Edimburgo explica que nada de eso: que el principal problema está en el polvo que flota a nuestro alrededor, tanto en nuestro hogar como en la calle.
Los investigadores llegaron a la conclusión tras estudiar cuantas micropartículas de plástico procedentes del mar se encontraban en unos mejillones. Apenas encontraron dos de media, por lo que la cantidad anual sería de un centenar por persona. En cualquier comida realizada en casa, sin embargo, la cantidad de fibras de plástico podía llegar hasta 114, lo que equivale a un total de más de 68.000 al año. Para extraer estos resultados, pusieron unos platos de Petri -recipientes cilíndricos de plástico utilizados en experimentos- y los dejaron encima de una mesa con una sustancia capaz de atrapar el polvo. En apenas 20 minutos, se encontraron 14 piezas, por lo que hicieron un cálculo en base a una comida más larga en un plato de mayor tamaño para acabar llegando a esas inquietantes 144 fibras.
¿De dónde procedían estas fibras de plástico? Pues del polvo flotando en el ambiente. Según los responsables del estudio, hay numerosísimas fuentes acrílicas o sintéticas de las que pueden proceder. Por citar algunas, hablaron de cojines, alfombras, chaquetas acrílicas, ruedas de coche... Actualmente, hay muchísimos productos sintéticos en nuestro entorno de los que pueden salir esas fibras que, queramos o no, acaban posándose en el plato de nuestra cena.
Consecuencias y cómo evitarlas
Los expertos advierten de que estos residuos plásticos pueden resultar peligrosos para órganos como los riñones o los pulmones o incluso pueden interferir en el comportamiento de nuestras hormonas. La única posibilidad con la que contamos es la de tratar de vaciar nuestro hogar del mayor número de objetos de plástico y de elementos textiles sintéticos, desde almohadones hasta ropa de baño. Según el doctor Theodore B. Henry, la realidad es que estas fibras encontradas en las comidas consumidas en casa no provienen ni de la propia comida ni del menaje, sino del polvo ambiental. "Esta revelación puede sorprender a los que piensan que la mayoría del plástico contaminante proviene de mar y no del ambiente”. Por eso se trata de un estudio tan relevante…
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