CONSEJO
Si se te ha olvidado tomarte la infusión, ¿puedes volver a calentarla o la tienes que tirar?
Seguro que no es la primera vez que te haces una infusión y se te olvida tomártela. Se queda en la taza, preparada pero fría. Y te preguntas: ¿la puedo recalentar o será malo?
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¿Se puede volver a calentar una infusión que ya está hecha? A todos nos ha pasado alguna vez que preparamos una infusión deliciosa, pero está demasiado caliente y la dejamos enfriar un poco, por lo que nos distraemos con otra cosa, y cuando volvemos, ¡está fría! Y la gran duda es si podremos tomárnosla en otro momento o debemos tirarla.
Lo ideal siempre es disfrutar de una infusión recién hecha para aprovechar al máximo sus aromas y propiedades. Sin embargo, si te preguntas si puedes tomarte la infusión más tarde, la respuesta es sí, pero tienes cierto margen. Mientras la consumas en el mismo día, puedes disfrutar de sus beneficios sin problema. Las propiedades organolépticas, es decir, el sabor, el aroma y el color, se conservarán bastante bien.
Aún así, para no tener que recalentarla, puedes mantenerla caliente en un termo o con un plato con tapa durante el mayor tiempo posible. De esta forma, conservarás la temperatura ideal y evitarás la proliferación de bacterias.
Para recalentar el té, debes de empezar por sacar la bolsita de la taza. Si no la quitamos, los taninos de la planta le darán ese sabor desagradable tan amargo, ya que se liberan con más facilidad cuando el té se calienta. Si dejas la bolsita dentro durante el recalentamiento, estarás exponiendo el té a un exceso de taninos, lo que lo hará más amargo que una taza de café sin azúcar. Aún así, prueba el té antes de beberlo, ya que si está demasiado amargo, lo mejor es preparar una nueva infusión.
Si, en cambio, eres de los que disfruta más de una infusión fría, el tiempo de consumo recomendado para estas es el mismo que para las calientes, en el mismo día. Sin embargo, si las guardas en una botella hermética, puedes ampliar su vida útil hasta dos días de frescor y sabor. Pero, de nuevo, ojo con el amargor. Para evitar que tus infusiones frías se vuelvan amargas, no dejes la bolsita sumergida todo el tiempo. La temperatura fría hace que los taninos, responsables del amargor, se liberen más lentamente, pero si la bolsita está dentro, se acabarán liberando en exceso, lo que que podría afectar a su sabor.
¡No te quedes sin tu infusión! No pasa nada si no puedes tomar la infusión al instante, mientras la consumas en el mismo día y la mantengas caliente, podrás disfrutar de todas sus propiedades.
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