Grandes preguntas, amigos
Me he pasado comiendo, ¿qué hago ahora?
Esto os sonará: os ponéis a comer y acabáis como el tenazas. ¿Qué podéis hacer? Seguid nuestras indicaciones y todo irá bien, tranquilos.
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Vamos hacia la Navidad, sorteando por el camino cenas de empresas, cuchipandas con los colegas y aperitivos con lo ex compis del cole. Es más que probable que acabemos petados. ¿Qué hacemos después de comer más de la cuenta? Pues no nos volvamos locos: esto es lo que hay que hacer.
Para empezar: no te machaques. Todos nos pasamos de la cuenta en alguna ocasión. Puede ser una boda, una quedada con amigos o el cumpleaños de tu prima. Te vienes arriba y acabas con el estómago hinchado como un zeppelin. No te machaques, ya no se puede volver atrás y lo importante es que esto no se convierta en un hábito diario.
No te pongas a hacer abdominales como un loco. Vale, te has pasado, pero de nada servirá que en ese momento te apliques con un entrenamiento militar nivel épico. Si no estás acostumbrado, lo más probable es que acabes lesionándote o haciéndote daño. Es mejor, en todo caso, hacer ejercicio de baja intensidad y nunca justo a continuación del atracón.
Nada de ayunar. Hay personas que compensan haberse pasado de la raya una noche con una jornada de ayuno en el que no prueban bocado, pensando que así lograrán el equilibrio y la comunión con el universo. Pues bien, ERROR. Dejar de comer de manera radical manda a nuestro cuerpo la información de que reserve energía porque no llega alimento así que nada de eso.
No te pongas nervioso. Uh-uh. Mala idea. Vamos a suponer que te acabas de meter entre pecho y espalda una fabada, un cachopo y dos raciones de arroz con leche. Te sentirás agobiado y quizá te entre un estrés que puede traer efectos indeseados para ti. En esas situaciones no pocos seres humanos nos lanzamos a, sí, comer de nuevo con lo que se agrava el programa.
Vuelve a tu dieta normal. Lo mejor es actuar como si no hubiera pasado nada. Es decir, olvídate de todo lo que ha sucedido y vuelve a tu alimentación de siempre, si e saludable, claro. Si recuperas la normalidad, verás como ese cuerpo de boa constrictor va desapareciendo poco a poco. Eso sí, date un ratillo que no existen fórmulas mágicas, amigo.
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