SIN HUMEDAD
Patatas, cebollas y ajos: ¿Se pueden guardar en la nevera?
¿Vacías las bolsas de la compra de forma autómata y lo guardas casi todo en la nevera? Es posible que tengas claro que las conservas pueden estar en la despensa, pero sabes a ciencia cierta dónde se guardan todos los alimentos? En este artículo te explicamos cuál si el frigorífico es el lugar adecuado para las patatas, las cebollas y los ajos.
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¿Has visto la nevera de ensueño de Marta Riumbau? Hace un par de semanas publicaba en redes "lo orgullosa" que estaba de ella. La tenía llena hasta los topes y perfectamente ordenada. En NovaMás nos llamó especialmente la atención que guardaba en ella las patatas, las cebollas y los ajos y nos hizo preguntarnos ¿cuál es el sitio adecuado para almacenar estos alimentos?
Hoy traemos la respuesta correcta. Hemos consultado a Victoria Castell, la jefa del Servicio de planificación, auditoria, evaluación de riesgo y comunicación de la Agencia Catalana de Seguridad Alimentaria, y nos ha dado una respuesta clara. Si quieres salir de dudas sigue leyendo.
¿Despensa o nevera?
"No es necesario guardar estos alimentos en la nevera, especialmente las patatas, para evitar que se hidrolicen los almidones, se pierdan texturas y queden más tiernas, y se generen sustancias tóxicas como la solanina", argumenta Castell.
La Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición, confirma que "no se recomienda la refrigeración de patatas porque podría aumentar el contenido en azúcares reductores que en el proceso de fritura darán lugar a mayor cantidad de acrilamida, un contaminante de proceso que ha sido clasificado como probable mutagénico y carcinogénico".
Uno de los aspectos fundamentales que se tiene que tener en cuenta para que estos productos perecederos duren mucho más tiempo en estado óptimo para el consumo humano es la cantidad.
"Ya sabemos lo que pasa cuando hay una gran cantidad de patatas en una cesta y acumulan altura. No circula el aire entre ellas y las que están más abajo se suelen estropear", comenta Castell.
Es muy importante que planifiquemos el menú semanal y hagamos una compra acorde con nuestras necesidades para que la compra sea adecuada a las elaboraciones previstas. Si no las guardamos de forma adecuada, las patatas tienen una vida de entre 7 y 10 días.
¿Cuándo guardar estos productos refrigerados?
El frigorífico es el lugar más adecuando para preservar los alimentos una vez pelados o empezados. En el caso de las patatas hervidas, por ejemplo, si se almacenan durante 24 h en la nevera, se inicia un proceso de resistencia del almidón de la fécula de la patata que la convierte en fibra, en lugar de carbonatos sencillos.
En el caso de las cebollas, una de las propiedades intrínsecas de este alimento es su capacidad antifúngica, por lo que es totalmente seguro consumirlas si se han guardado en un recipiente hermético de forma responsable.
La manera ideal de guardar las cebollas, patatas y ajos
"La manera óptima de conservar las patatas, los ajos y las cebollas es hacerlo en un lugar fresco, seco, aireado y oscuro para evitar que estos productos germinen", explica Castell. "Lo ideal es tenerlas extendidas en una superficie plana, preferiblemente en un sótano", añade la responsable de la ACSA.
No todo el mundo tiene la oportunidad de disponer de un sótano, pero si en tu vivienda hay una terraza o balcón puede ser un buen lugar para guardar estos alimentos durante los meses de menores temperaturas. Si estos lugares tienen una gran humedad, son de fácil acceso para insectos o están sometidos a muchas horas de sol directo, mejor almacena los productos en un armario que reúna las mejores condiciones.
En cuanto la oscuridad, aplica solo a la luz natural. Si están expuestas a la luz solar de forma directa, los tubérculos se ponen verdes y forman sustancias tóxicas. La iluminación artificial que puedes tener en un armario o dentro de la nevera no hace que los productos se estropeen antes; no obstante, es mucho mejor que los almacenes en un recipiente opaco –que no sea de plástico, como una caja de madera o un saco de tela que permita la circulación del aire–, para evitar que se desencadene cualquier proceso no deseado.
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