CON PAPEL
¿Se te pone el queso duro en la nevera? Así conseguirás que se conserve mejor
El queso es uno de los alimentos que más amantes atesora. Debido a que existen quesos como gustos y paladares hay, no es de extrañar que lo tengamos en nuestras neveras. Pero la mayoría de las veces, su conservación no es tarea fácil ya que en nada se pone duro. Sigue estos trucos y disfrutarás de tus quesos favoritos como el primer día.
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El queso es uno de los alimentos que más variedades dispone para elegir: cabrales, gouda, fresco, parmesano, roquefort… Es común que visitemos cualquier ciudad y nos llevemos un queso típico de la región ya que, los mejores regalos en cuanto a vacaciones se refiere, son los que implican comida. Y el queso es un gran acierto que puede consumirse solo o de acompañamiento en algún plato como las pizzas o los sándwiches.
En nuestra nevera, este alimento, siempre está presente ya sea en cuña, en taquitos, rallado… Para gustos los colores y el paladar, pero algo común que nos sucede a todo el mundo cuando compramos este manjar es que se echa a perder en cuestión de días. Por ello, debemos saber cómo conservarlos. Si quieres que el queso se mantenga por más tiempo perfecto y sin ponerse duro en la nevera, estos son los mejores trucos para conservarlo según el tipo de queso que sea.
Comenzamos con el queso fresco, este es el que requiere más frío para su conservación. Debes guardarlo en la parte más fría de la nevera, entre 4 y 8 grados. Es recomendable que, para una mejor conservación, lo envuelvas en papel de cocina para que absorba la humedad. Tras envolverlo como un regalo, mételo dentro de un recipiente hermético y cambia el papel diariamente. De esta forma se conservará mejor y podrás preparar tus desayunos favoritos como este.
Si es queso tierno, envuélvelo en papel de horno, pero sin que quede demasiado pegado para permitir que respire y mantenlo en la nevera.
Y si se trata de queso semicurado o curado, colócalo en un plato y cúbrelo con un paño de cocina de algodón humedecido o incluso envuélvelo completamente en el paño. Esto ayudará a absorber la humedad y mantener la frescura.
Si quieres obtener mejores resultados, también puedes optar por el truco del aceite. Consiste en untar los lados del queso con un poco de aceite de oliva y guardarlo preferiblemente en la zona menos fría de la nevera.
Por último, como consejo te recomendamos que, antes de consumir tu queso preferido, dejes que repose unos minutos encima de la encimera.
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