EXPLICACIÓN CIENTÍFICA
¿Por qué nos enfadamos cuando tenemos hambre?
El hambre y el mal humor están más conectados de lo que creemos. Si alguna vez te has sentido irritable, enfadada y con fatiga sin razón aparente, es posible que tu cuerpo esté pidiendo glucosa. ¡Te contamos cómo afecta el estómago vacío a tu estado de ánimo!

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A barriga llena, corazón contento. Ya lo dice el dicho: cuando nuestro apetito se sacia, nos sentimos felices y con ganas de todo. Pero, ¿qué ocurre cuando no es así? Nos invade el cansancio, la fatiga y, en muchos casos, una irritabilidad difícil de controlar, como si alguien nos hubiera hecho algo imperdonable.
Todas las emociones negativas se acumulan, y de ahí no puede salir nada bueno. Si te sientes identificada con esta situación, no es tu culpa. ¿Sabías que enfadarse cuando tienes hambre es algo totalmente normal? Este fenómeno, conocido como hangry (una combinación de las palabras inglesas hungry -hambriento- y angry -enfadado-), tiene una explicación científica.

Así afecta el hambre a tu estado de ánimo
El principal responsable de este cambio de humor es el azúcar, o mejor dicho, la falta de glucosa en sangre. La glucosa es la principal fuente de energía de las células y, por lo tanto, del cuerpo y el cerebro. Cuando sus niveles bajan, el cerebro no recibe suficiente energía, lo que nos lleva a sentirnos cansadas, irritables y con dificultad para concentrarnos.
Pero eso no es todo. El descenso de glucosa en sangre desencadena la liberación de otras hormonas. La primera de ellas es la grelina, una hormona que se produce en el estómago y es la encargada de estimular el apetito y de ayudarnos a ganar energía con la comida. Sin embargo, cuando pasamos demasiado tiempo sin ingerir alimentos, la grelina también estimula la producción de cortisol, la hormona del estrés.
Esto provoca un peor funcionamiento del cerebro y altera la producción de hormonas encargadas de regular el estado de ánimo, como la dopamina y la serotonina. Un estudio realizado por varios expertos y publicado en la revista médica Plos One confirmó la relación entre hambre y mal humor. Durante 21 días, se monitoreó a 64 personas, y los resultados fueron claros: a mayor hambre, mayor irritabilidad y enfado. Esto refuerza la idea de que el hambre afecta no solo al cuerpo, sino también a nuestras emociones, haciéndonos más propensos a perder el control emocional.
En resumen, la ira por hambre provoca que nuestro cuerpo active una especie de mecanismo de supervivencia ante la falta de alimento. ¿Cuál es el mejor remedio? Claramente, ¡comer!

Snacks saludables y originales para picar entre horas
Para evitar llegar a las principales comidas del día sin energía, es fundamental complementar nuestra dieta con algún que otro snack. Picar entre horas es posible de forma saludable. ¡Escucha a tu cuerpo para evitar que la fatiga y la irritabilidad se apoderen de ti y afecten tu rendimiento!
Más allá de las frutas y los frutos secos, una opción saludable y un poco más original es optar por fruta deshidratada: manzana, plátano, coco, piña… Casi todas las frutas tienen su versión deshidratada, ideal para comer entre horas. Son tan adictivas como las pipas y, además, conservan casi por completo todas sus propiedades nutricionales.
Otra opción es optar por bolitas energéticas. Puedes prepararlas fácilmente en casa. Esta opción natural y deliciosa es perfecta para sustituir las barritas energéticas calóricas que encontramos en supermercados. Con una receta simple de dátiles, nueces y cacao, tendrás un snack delicioso y lleno de energía.
Si buscas algo más elaborado, puedes optar por cortar unos palitos de zanahoria y acompañarlos con un poco de hummus o de guacamole, una combinación potente de proteínas, fibra, vitaminas y minerales.
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