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Borrachera blanca

¿Qué pasa en nuestro cuerpo cuando nos pegamos un atracón de azúcar?

Nos metemos dentro de tu cuerpo (sí, nos hacemos pequeñitos y entramos por la boca) para contarte los efectos del azúcar en tu interior una hora después de un atracón del mismo.

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Te sonará esta historia: te compras una tableta de chocolate o una caja de bombones, decides "probarlo" y, cuando te quieres dar cuenta, estás en el sofá con los ojos en blanco y con envoltorios de papel de alumio encima de tu cuerpo. Sí, acabas de meterte una sobredosis de azúcar en el cuerpo. Si la cantidad diaria recomendada es de 90 gramos (incluidos los azúcares presentes de forma natural en los alimentos), te has pasado de la raya. Como aquel primo tuyo en el bautizo de tu sobrino con la barra libre. Y, aunque sean borracheras distintas, tu subidón de azúcar es importante. Nos metemos en tu cuerpo haciéndonos pequeñicos y nos encontramos con un paisaje en plan 'Érase una vez la vida', pero un poco más psicodélico. Esto es lo que pasa una hora después del pelotazo blanco.

Los 15 primeros minutos. Toda la acción del azúcar se concentra en tu dentadura. Ahí, el azúcar hace de las suyas, reaccionando con las bacterias presentes en tu boca y transformándose en un ácido que golpea a molares, incisivos y colmillos de forma inmisericorde. Por eso resulta tan importante coger el cepillo de dientes después de meterse el último dulce en la boca.

Entre 15 y 30 minutos. Seguimos nuestro trip por tu body y nos dirigimos al estómago. Ahí, nuestro órgano recibe el azúcar y piensa "vale, a ver cómo soy capaz de convertir esto en energía". La parte que sí asimilamos llega al intestino delgado y de aquí pasa a la sangre, obligando al páncreas a producir insulina para echar una mano en el proceso. Obviamente, hay una parte que no se transforma y se almacena en nuestro hígado como grasa. Todo este proceso causa estrés a maza en el cuerpo, con lo que aumenta el ritmo cardiaco y podemos llegar incluso a sudar.

Entre 30 y 45 minutos. El subidón de azúcar toca a su fin (oooooh), con lo que la dopamina que se ha liberado en nuestro cerebro comienza lentamente a desvanecerse. Empiezan los problemas: el proceso que ha seguido nuestro cuerpo hace que el nivel de azúcar en sangre caiga dramáticamente. Oh oh. Las sensaciones de nuestro cuerpo oscilan entre la irritabilidad, la sensación de fatiga o incluso pueden aparecer dolores de cabeza. Un cuadro, ¿verdad?

Más allá de los 45 minutos. Tras el subidón y el bajón que ha experimentado nuestro cuerpo en un tiempo récord, el caos se apodera de nosotros. Uno de los principales afectados es el sistema inmune que, en este momento, está hecho un auténtico cuadro y puede funcionar de manera ineficaz durante al menos las cinco horas siguientes. Infecciones, tenéis campo libre. Además, puedes volver a sentir esa sensación de comer... más azúcar. Fin de un (mal) viaje.

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