EXCLUSIVA ¡HOLA!

Así es Javier, el atractivo hijo de 19 años de Mónica Pont que es piloto de F3

Javier Sagrera, el hijo de Mónica Pont, ha hablado largo y tendido sobre el motor de su vida: la Fórmula 1. El joven, que desde pequeñito tuvo claro cuál era su sueño, ha concedido una entrevista donde se ha sincerado sobre su carrera. Una charla donde la actriz también ha confesado cómo se tomó que su hijo le dijera que quería dedicarse al automovilismo.

Mónica Pont

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Mónica Pont ha presentado en sociedad a su hijo Javier, de 19 años y fruto de su relación con el empresario Javier Sagrera. Un paso que ha dado de la mano de la revista ¡HOLA! en exclusiva donde tanto el ambicioso joven, que sueña con llegar a la cumbre del automovilismo desde que tenía "nueve añitos", la Fórmula 1, y que dejó sus estudios para ir tras ello, como la actriz se han abierto en canal sobre sus vidas.

Dos años han pasado desde que Javier, cuando tan solo tenía dieciséis años, puso rumbo en solitario a Inglaterra para competir en la Fórmula 3 británica. Una valiente y firme decisión en la que emprendió "un viaje solo y sin fecha de regreso" que define como "la experiencia más enriquecedora de mi vida". Y no solo profesionalmente, que también, sino a nivel personal puesto que "he aprendido a cuidar de mí mismo sin tener al lado a mi familia".

Pese a que reconoce no todo ha sido un camino de rosas por, entre otras cosas, sus problemas nutricionales y el hecho de que ha perdido "una gran etapa de mi adolescencia", el jovencísimo piloto tiene claro cuál es su objetivo.

Un sueño que comenzó a florecer desde bien jovencito puesto que su familia siempre ha sido "muy aficionada al mundo de la gasolina", tanto es así que su padre "fue piloto de rallies y compañero de escudería de Carlos Sainz", y que "empezó realmente cuando un día fui a un circuito de karting en la Costa Brava, donde vive mi familia. Yo tenía nueve años y, al verme pilotar, el propietario me preguntó si querría dedicarme profesionalmente a ello".

Cuando Javier le dijo a su madre que su futuro profesional estaba entre automóviles a Mónica Pont se le "congeló el corazón", sin embargo, sabía que tenía dos opciones: "Sufrir el resto de tu vida o disfrutar y apoyarle". Apostó por lo segundo porque, tal y como ella confiesa, no le quedó más remedio y era consciente de que, por mucho que ella padeciera, su hijo iba a seguir corriendo.

Eso sí, algo que le tranquiliza enormemente es el hecho de que desde bien pequeñito su hijo ha sido muy responsable, "no sale de noche, no bebe y no fuma", y sabe que "no va a hacer ninguna tontería".

La intérprete, que vive a kilómetros de distancia de su hijo entre México y Los Ángeles desde antes de que estallara la pandemia, asegura que estos dos últimos años que ha pasado solo en Londres le han hecho "madurar": "Solemos hacer una videoconferencia una vez a la semana. Recuerdo que me hizo mucha gracia verlo por primera vez en su casita inglesa, con su habitación y su baño muy ordenados, haciendo la colada y cocinando, cosas que no había hecho nunca antes. Ahí fue cuando me dije: 'Está yendo bien'. Al fin y al cabo, no hay mejor universidad que la vida misma y es en la que está formándose mi hijo".

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