Tamara Gorro rompe a llorar desconsoladamente tras la recaída del cáncer de su ''princesa''

Hace tan sólo unos días Tamara Gorro compartía una noticia que le dejaba completamente rota: Valeria, la hija de unos íntimos amigos o su ''princesa'', como ella le llama, había tenido una recaída en el cáncer contra el que llevaba luchando desde los cinco años. Una enfermedad que en octubre del pasado año parecía haber desaparecido pero de la que, tristemente, la influencer volvía a hablar a través de un desgarrador mensaje.

"Hace unos meses, pocos por desgracia, publiqué un video celebrando la recuperación de mi princesa (…) pero la montaña rusa de la vida ha vuelto a bajar, y ha tenido una recaída bastante grave. Está débil'', comunicaba la youtuber este pasado fin de semana en sus redes sociales.

Una desgarradora noticia por la que Tamara y su marido, Ezequiel Garay, se trasladaron junto a sus dos hijos, Shaila y Antonio, a la ciudad de Barcelona, donde la pequeña está recibiendo el tratamiento oncológico, para ''aportar compañía, fuerza, energía positiva y nuestro toque de locura'', especialmente a Martina, la hermana pequeña de ''su sobrina adoptiva'', quien tanto amor necesita tras este duro golpe.

Sin embargo, pese a que la televisiva siempre trata de mantenerse fuerte y de llevar permanentemente una sonrisa puesta para tirar del resto, como cualquier mortal en esta vida, no siempre es posible mantener esa coraza. Eran las 7:40 de la mañana cuando Tamara se ha ido a la playa de la Barceloneta ''en busca de buena energía'', desde donde, destrozada, no ha podido evitar sacar ''todo lo que lleva dentro''.

Unos Stories en los que ha enseñado que ha dibujado una corona en la arena, en referencia a la lucha contra el cáncer de Valeria, y donde no le ha importado mostrarse más natural que nunca, sacando a la luz sus miedos e inseguridades, mientras se grababa llorando.

Tras desahogarse, la modelo ha querido sincerarse y hacer una importante reflexión: ''Estoy convencida de que también os pasa esto, muchas veces tienes aquí un nudo que necesitas sacarlo y te da vergüenza llorar (…) al igual que considero que es bueno reír, también es bueno llorar. A mí hoy me apetecía llorar, lo he sacado y ahora estoy mucho mejor''.

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