EFECTO DOMINÓ
Miu Miu, Versace y Loewe: ¿por qué están cambiando de director creativo las marcas de lujo?
Miu Miu, Versace y Loewe han renovado sus direcciones creativas en apenas unos meses. ¿Es solo una coincidencia o estamos ante una nueva era en la moda de lujo?

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En enero fue Miu Miu, luego Versace y ahora Loewe. Las grandes casas de moda de lujo están viviendo una etapa de renovación, despidiéndose de sus directores creativos e incorporando nuevas mentes a sus equipos. ¿A qué se debe tanto cambio repentino? ¿Es solo cuestión de estrategia o estamos viendo el inicio de un nuevo paradigma en la industria?
Dario Vitale se despide de Miu Miu
Tras lograr disparar las ventas de Miu Miu y convertir la firma en una de las más influyentes en las tendencias que hemos llevado y visto de forma incansable en TikTok —desde los shorts minúculos hasta los charms—, Dario Vitale anunció su salida de la marca. Ahora, un par de meses después, hemos sabido que empieza una nueva aventura como director creativo de Versace.
Donatella da un paso al lado en Versace
La llegada de Dario Vitale a Versace coincide con el anuncio de la marcha de Donatella de la firma que lleva su nombre. A pesar de que seguirá vinculada como Embajadora Jefe, la diseñadora italiana de 69 años ha decidido que ya es hora de que "una nueva generación de diseñadores vea Versace con nuevos ojos".
Jonathan Anderson se despide de Loewe
Algo parecido ha ocurrido en Loewe, donde Jonathan Anderson acaba de anunciar que deja su cargo tras más de 10 años al frente de la dirección creativa. "Mientras mi capítulo llega a su fin, la historia de Loewe continuará durante muchos años, y yo la contemplaré con orgullo, viendo cómo sigue creciendo la increíble marca española a la que una vez llamé hogar", ha declarado el diseñador irlandés en el comunicado oficial de su marcha.
¿Por qué hay tantos cambios?
La industria del lujo no está pasando por su mejor momento. La caída de las ventas, la inflación global, la competencia de marcas más accesibles y los cambios en los hábitos de consumo —cada vez más digitales y sostenibles— están obligando a las grandes firmas a repensar su estrategia. Mientras grupos como Prada siguen creciendo, otros como Kering han visto desplomarse sus ganancias. Y cuando las cifras no acompañan, lo primero que se cuestiona es la dirección creativa.
En este contexto, muchas casas han optado por cambiar de diseñador en busca de una imagen renovada que conecte mejor con las nuevas generaciones y sus necesidades. Esto ha provocado un auténtico efecto dominó. Cuando una firma mueve ficha, las demás no tardan en reaccionar, buscando también ese golpe de efecto que les devuelva protagonismo.
Pero el cambio no siempre funciona. Además, esta dinámica de cambios constantes dificulta que los diseñadores puedan asentarse y desarrollar su visión a largo plazo. Todo va tan rápido que el lujo, paradójicamente, ha dejado de tener paciencia.
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