NO ES MAGIA ES CONEXIÓN

Las 3 frases que pueden cambiar la relación con tus hijos para siempre

Hay veces que necesitamos una visión externa, alguien que nos aconseje o nos guíe en la crianza. No hay fórmulas mágicas, pero sí experiencias de otras familias que nos pueden servir en la nuestra.

Una madre abraza a sus hijas

Una madre abraza a sus hijasFreepik

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Hay momentos con nuestros hijos en los que una sola frase puede abrir una puerta… o cerrarla para siempre. Hoy te quiero compartir unas frases simples, concretas y sencillas que pueden cambiar la relación con tu hijo o hija. Son muy útiles en la etapa de la adolescencia, pero pueden usarse mucho antes para potenciar ese vínculo familiar tan importante.

No son frases mágicas. Pero sí son profundamente humanas y, dichas desde el corazón, pueden transformarlo todo.

La adolescencia de nuestros hijos no solo los cambia a ellos, también nos cambia a nosotros. Nos confronta, otras veces nos mueve y nos obliga a crecer en formas que nadie nos explicó. Y justo cuando más queremos acercarnos… notamos que ellos comienzan a alejarse. Y ojo, no porque no nos amen, sino porque están aprendiendo a entenderse, a defenderse, a buscar su lugar en el mundo. En medio de ese proceso, a veces se nos van los momentos importantes.

Dos adolescentes al aire libre
Dos adolescentes al aire libre | Pexels

Frases para decir a tus hijos y conectar con ellos

Hay momentos en los que sobran las palabras y otros en los que son realmente necesarias. Aquí te dejo 3 frases para conectar con tu hijo o hija.

  • Frase para decir a nuestros hijos que siempre estaremos a su lado

Hay una frase que acerca mucho a padres e hijos: "Estoy contigo, aunque no pienses como yo".

No necesitas que tu hijo esté de acuerdo contigo. Lo que necesitas es que sienta que tu amor no se pone en pausa cuando hay desacuerdo. Esta frase no es una técnica: es una promesa emocional. Le estás diciendo indirectamente "no me alejo cuando discutimos. Sigo siendo tu lugar seguro".

Muchas veces, sin darnos cuenta, los adultos enviamos un mensaje que suena a: "si no haces lo que digo, me pierdes." Y eso, en la adolescencia, es gasolina para el silencio, la rebeldía o la desconexión. Decir esto no significa rendirse o ceder. Significa ser firme en el amor, no en el control extremo.

Una madre con sus dos hijos
Una madre con sus dos hijos | iStock
  • Frase para agradecer a tu hijo que se haya abierto contigo

Es tan sencillo como decírselo, que lo escuche, no que lo deduzca: "Gracias por contarme esto. No voy a usar esto para regañarte después".

¿Cuántas veces nuestro hijo deja de hablar porque aprendió que contar algo significa bronca, sermón o castigo? Cuando te cuenten algo difícil como una mentira, un error, un secreto incómodo, recuerda esto: No es el momento de corregir. Es el momento de sostener.

Podremos corregir después, con calma. Pero en el instante en que se atrevió a abrirte su mundo, lo que más necesita es saber que no lo vas a usar en su contra. No se trata de que nos quedemos callados. Se trata de no romper algo que tardó meses en animarse a mostrarte.

  • Frases para mostrar interés en la vida de tus hijos

A veces, tan solo tenemos que mostrar sinceridad e interés con frases como "No lo entiendo del todo, pero quiero intentarlo".

Tu hijo no necesita que comprendas cada emoción. Solo necesita saber que no lo estás mirando desde arriba, como si todo fuera exagerado, absurdo o fuera de lugar.

Esta frase desarma, porque tiene algo muy valioso: humildad.

Cuando un hijo escucha esto, siente que estás tratando de acercarte, no de ganarle. Y créeme, en ese punto, es cuando muchas veces vuelven: a hablar, a confiar, a buscarte.

Madre e hija felices.
Madre e hija felices. | Pexels.

Nunca es tarde para acercarnos a nuestros hijos

Estas frases no se dicen desde la técnica, deben tenerse en cuenta como algo que se dice desde el vínculo. Desde ese lugar donde sabes que criar duele, que criar cansa… pero que también forma y nos hace aprender. A veces, lo que transforma una relación no es un gran discurso… Es una frase, dicha en el momento en que el corazón del otro estaba a punto de cerrarse.

Nuestro hijo no se va a acordar de todos nuestros consejos, pero sí va a recordar cómo lo hicimos sentir cuando se equivocó. Y si en ese momento hubo un: "estoy aquí, aunque no me guste lo que hiciste", eso vale más que cualquier castigo bien aplicado.

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