CÓMO ENSEÑARLE
Las 5 claves para ayudar a mi hijo a gestionar su envidia
La envidia es una emoción que todos hemos experimentado en algún momento de nuestras vidas, y es completamente normal que nuestros hijos también la sientan. Sin embargo, como progenitores, es fundamental ayudarles a gestionarla de manera saludable, enseñándoles a reconocerla y trabajar en su propio crecimiento personal.
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Hay cinco claves esenciales que te ayudarán a acompañar a tu hijo cuando sienta envidia.
Reconocer la envidia como una emoción válida
Lo primero que debemos entender es que la envidia es una emoción natural. No hay nada de malo en que nuestro hijo la sienta, y es importante que él lo sepa. Decirle algo como: "Es normal que sientas envidia, todos la hemos sentido alguna vez", le ayudará a no sentirse avergonzado o culpable por ello.
Por ejemplo, si tu hijo se siente mal porque su amigo recibió un regalo que él también quería, puedes validar su emoción diciendo: "Entiendo que te sientas así, a mí también me ha pasado. Es difícil cuando vemos que alguien tiene algo que nos gustaría tener". Este tipo de conversaciones abren la puerta para hablar sobre cómo podemos gestionar mejor esas emociones.
Ayudarle a expresar sus sentimientos de forma adecuada
Una vez que nuestro hijo entienda que en cierto punto es normal sentir envidia, el siguiente paso será enseñarle a expresar lo que siente de forma respetuosa. A menudo, la envidia puede generar comportamientos negativos como críticas, burlas o distanciamiento, y es aquí donde podemos ayudarle a canalizar esos sentimientos de manera saludable.
Por ejemplo, si notas que tu hijo está hablando mal de su hermano porque obtuvo mejores calificaciones, podemos intervenir con algo como: "Parece que te sientes mal porque a él le fue bien en el examen. ¿Por qué no le dices cómo te sientes en lugar de criticarlo?". Esto le enseñará a expresar sus emociones directamente y de una manera mucho más constructiva.
Fomentar la gratitud y el aprecio por lo que tiene
Una de las herramientas más poderosas para combatir la envidia es la gratitud. Si ayudamos a que nuestro hijo ponga el foco en lo que él ya tiene en lugar de lo que le falta, le permitirá ver las cosas desde una perspectiva más positiva.
Podemos hacer esto parte de su rutina diaria, animándolo a que cada noche mencione tres cosas por las que se siente agradecido. Al principio puede que le cueste, pero poco a poco irá desarrollando una actitud más positiva. Por ejemplo, si tu hijo está celoso de que un amigo tiene un teléfono más moderno, podemos ayudarle a reflexionar sobre las cosas que tiene y que disfruta, como su bicicleta o sus videojuegos favoritos.
Enseñarle a celebrar los logros de los demás
Otro paso crucial es ayudarle a reconocer y celebrar los éxitos de los demás, incluso cuando sienta envidia. Esto no es fácil, pero es una habilidad que, con el tiempo, le permitirá desarrollar relaciones más saludables.
Podemos modelar este comportamiento en casa. Por ejemplo, si nuestro hijo muestra envidia porque su primo ganó un premio en la escuela, podemos decir: "¡Qué bien que tu primo haya logrado eso! Debió haber trabajado muy duro. ¿Por qué no le mandamos un mensaje para felicitarlo?". Este tipo de reacciones van a ayudar a que nuestro hijo aprenda a alegrarse por los demás sin sentir que sus propios logros son menos valiosos.
Fomentar el desarrollo personal y la autoestima
La envidia a menudo surge cuando un niño siente que no es lo suficientemente bueno o que le falta algo que los demás tienen. Por eso, una forma efectiva de gestionarla es ayudando a nuestro hijo a fortalecer su autoestima y trabajar en su propio desarrollo.
Ayúdalo a identificar sus propias fortalezas y habilidades. Por ejemplo, si tu hijo está sintiendo envidia de un compañero de clase que es muy bueno en deportes, podemos recordarle sus propias habilidades: "Es verdad que Pedro es rapidísimo corriendo, pero tú eres excelente en matemáticas. Todos tenemos talentos diferentes".
De esta manera, nuestro hijo aprenderá a valorar sus propios logros en lugar de compararse con los demás.
Vamos a ayudarlo a que pueda ser su propio referente, que poco a poco pueda gestionar esta emoción de una manera más saludable. Recuerda que no se trata de eliminar la envidia, sino de guiar a nuestro hijo y transformar ese sentimiento en algo constructivo que le ayude a ser su mejor versión.
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