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EJERCICIO Y CUIDADOS

Adiós a los callos del CrossFit: cómo poner solución a las "durezas del deportista"

Aunque muchos se empeñen en lucirlas con orgullo en redes sociales, lo cierto es que las palmas llenas desgarradas, ensangrentadas y llenas de ampollas a causa del sufrimiento deportivo, no es nada saludable.

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Y es que incluso si eres capaz de superar el dolor de tu peso muerto o hacer dominadas con una herida superficial en las manos, podrías estar arriesgándote a sufrir infecciones muy desagradables que conlleven un tiempo de recuperación considerable.

Hacer ejercicio con heridas en las manos y ampollas abiertas te expone a bacterias que pueden retrasar la curación y causar infecciones graves. Además, el dolor asociado con estos desgarros provoca descompensaciones de movimiento que disminuyen el rendimiento y aumentan la probabilidad de lesiones.

Cualquiera que sea tu programa de entrenamiento, ten en cuenta estos consejos para mantener tus manos siempre sanas y en forma.

¿Por qué aparecen las durezas?

"Lo que denominamos como durezas son en realidad una hiperqueratosis. Es decir, nuestra piel produce un engrosamiento, aumentando la cantidad de células muertas como una herramienta de defensa", explica Raquel González, directora de educación de Perricone MD. A lo que Catalina Narváez, de Aromatherapy Associates, añade: "En las zonas de mayor fricción, la piel tiende a irritarse. Cuando esta fricción es repetitiva, por ejemplo por un levantamiento de pesas o por un calzado incómodo, nuestro tejido desarrolla un mecanismo de auto protección, produciendo mayor cantidad de piel para evitar que roce".

¿Cómo puedo tratarlas?

1. Hidratar con frecuencia

La piel reseca tiene más probabilidades de agrietarse y rasgarse que la piel que está bien hidratada. Tómate tu tiempo para hidratar las durezas todas las noches y también durante el día. Puedes usar una crema de manos de alta resistencia o seguir un ritual natural con gotas de aceite de coco orgánico.

El tejido extra (o hiperqueratosis) más superficial está compuesto de células muertas que pueden impedir al tejido sano trabajar adecuadamente, por eso, antes de hidratar, no está de más recurrir a procesos exfoliantes con productos ricos en AHAs y BHAs y/o a limas que ayuden a pulir estas zonas más conflictivas.

2. Fija tu agarre

La forma en que agarras la barra durante determinados movimientos puede provocarte ampollas y desgarros en las manos. Algunos entrenadores de CrossFit aconsejan a los atletas que coloquen la barra directamente en el pliegue de la mano donde la palma se encuentra con los dedos. Situar la barra en el centro de la palma empuja el exceso de piel hacia el pliegue, y eso puede conducir al desarrollo de callosidades y ampollas. También recomiendan envolver los pulgares alrededor de la barra (en lugar de poner el pulgar al lado del dedo índice) o hacer un agarre de gancho (el pulgar metido debajo de los dedos índice y medio). Este agarre neutral estabiliza mejor el movimiento de la mano y reduce la fricción.

3. Mantén a raya los callos

Los callos son comunes entre quienes pasan buena parte de su tiempo libre en el gimnasio levantando pesas o remando en una máquina. Por sí solos, los callos no son malos. Sin embargo, cuando se acumulan y empiezan a pelarse causan problemas. Existen máquinas especiales para alisar los callos, pero también puedes usar una piedra pómez o una lima de uñas, a la vieja usanza. Afánate después de la ducha, cuando tu piel esté limpia y suave.

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4. Tiza, cinta, guantes y puños

Los puristas suelen ignorar este consejo, pero los puños, los guantes, la cinta adhesiva y tiza de gimnasia ayudan a proteger las manos, especialmente cuando se trata de entrenamientos con repeticiones de alto rendimiento, como el popular Wod Murph de CrossFit.

Solo un detalle: el exceso de tiza puede resecar la piel de las manos y provocar más durezas, así que evita sumergir toda la mano en el cubo de tiza y aplica con moderación solo en las partes de la piel que tendrán contacto directo con el equipo.

5. Las ampollas se revientan, ¿sí o no?

Pues depende. Antes hay que considerar el área de la ampolla, tu actividad y los recursos disponibles. La piel intacta ayuda a mantener el área limpia y previene de infecciones. Así que, si puedes descansar la zona afectada durante unos días, no será necesario reventar una ampolla. Y si estás en medio de un entrenamiento y sientes el comienzo de una ampolla, siempre será mejor cambiar el movimiento o cubrir el área con vendajes o esparadrapo.

En último caso, si la ampolla está en un lugar con alta fricción y lo más posible es que se rompa haciendo el ejercicio, prueba a reventarla antes, cubrirla y protegerla de infecciones. Asegúrate de desinfectar antes cualquier instrumento que uses para perforar la piel.

6. Proteger y curar

Si tienes desgarros y heridas abiertas, mantenlas limpias y cubiertas. Además de las cremas con activos como la bacitracina, existen agentes naturales curativos igualmente efectivos, como el agua del mar, que puede hacer milagros. Si no tienes cerca el océano, hazte con una planta de aloe o aplica bolsas de té húmedas sobre la piel para acelerar la recuperación.

7. Descansa cuando sea necesario

¿Cómo saber cuándo necesitas tomar un descanso en tu rutina física? Hay una regla muy sencilla: si las durezas están afectando a tu entrenamiento, debes parar o sustituir ese movimiento por otro diferente. Por ejemplo, si sientes dolor al cabo de un minuto de un entrenamiento con dominadas, intenta sustituirlas por las filas de anillos, que no son tan dinámicas, pero generan menos fricción. O dale un descanso al tren superior y dale el relevo a tus piernas saliendo a correr.

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