SIGNO DE ALERTA
Uñas amarillas: ¿Qué indican?
Ahí donde las ves, las uñas tienen una función muy importante. Estas pequeñas estructuras formadas por queratina y calcio son las encargadas de proteger las partes más sensibles de los dedos. Así pues, mantenerlas en buen estado es crucial si no queremos que su apariencia cambie y su protección sea menos eficaz.
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Nuestro cuerpo es muy sabio y siempre nos avisa cuando algo no va bien. Por eso, es importante cuidarlo hasta el último rincón. No solo el cansancio, el dolor de cabeza o las náuseas son síntomas que debemos atender y entender por qué se originan, la apariencia de las uñas es igual o incluso puede ser más importante.
Que la textura cambie, el color piel tome otra tonalidad o incluso aparezcan manchas en ellas -tanto en manos como en pies-, puede estar relacionado con algún que otro problema de salud que no debemos ignorar. Aunque una de las causas más frecuentes suele ser el abuso de esmaltes o cosméticos por los productos químicos que incluyen, en algunas situaciones podemos estar hablando de afecciones mucho más graves.
Por eso, es fundamental comprobar continuamente su estado y acudir a un especialista si su apariencia se vuelve desagradable, especialmente si las uñas se vuelven amarillas. Si lo dejamos para luego, puede ser demasiado tarde.
¿Por qué tengo las uñas amarillas?
Falta de vitaminas y minerales
Nuestro organismo necesita una serie de vitaminas y minerales para funcionar correctamente. Cuando nos faltan algunas vitaminas, como por ejemplo la B -especialmente la vitamina B7-, nuestras uñas pueden sufrir modificaciones, sobre todo en el color. En este caso, indican que nuestra dieta es pobre en vegetales y, por ello, debemos cambiar nuestros hábitos.
También puede deberse por falta de vitamina A o incluso de exceso de esta, pues es la vitamina encargada de dar el color naranja a los vegetales y, abusar de sus suplementos, puede llegar a cambiar el pigmento de la estructura.
Consumo excesivo de determinados alimentos
Relacionado con este último punto, consumir demasiados alimentos de color naranja -ricos en betacaroteno- nos puede causar carotenemia. Traducido, comer muchísimas naranjas o zanahorias, por ejemplo, puede cambiar el color de nuestra piel y también el de las uñas. Para solucionarlo, debemos reducir la ingesta y así calmar la alteración.
Inflamación del hígado
Dentro de los problemas más preocupantes, las uñas amarillas pueden manifestar problemas en el hígado. Puede deberse a distintos factores, pero está claro que se trata de un signo de alerta que no debemos ignorar. Abusar de bebidas alcohólicas, padecer alguna infección o tener un hígado graso son algunas de las afecciones más frecuentes. En estos casos, el amarillo también es visible en el color de la piel y el blanco de los ojos, la llamada ictericia.
Por tabaquismo
Las consecuencias de la adicción al tabaco son siempre malas. No solo tiene efectos sobre nuestros pulmones, la cavidad bucal o nuestra calidad de vida, las uñas también pueden verse afectadas y coger un tono amarillento. Es la nicotina de los cigarrillos la causante de este cambio de pigmentación, por eso los dientes de los fumadores también suelen volverse amarillos.
Problemas de riñón
Junto a los problemas hepáticos, nuestras uñas también pueden ser un claro indicador de alguna patología renal. Concretamente, a las personas que sufren de insuficiencia renal crónica -sus riñones no filtran la sangre correctamente-, la apariencia de las uñas les puede cambiar mucho como consecuencia de la enfermedad. Por ello, es común que los que la padecen puedan tener las uñas amarillas, con hongos o estrías.
Hongos e infecciones
Y, como en cualquier otra zona, no cuidarlas bien también puede ser uno de los principales motivos por los que el aspecto de nuestras uñas cambie. La infección por hongos -onicomicosis- incide sobre la queratina de las uñas y no solo las puede poner amarillas, también las puede engordar o deformar.
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