MASTURBACIÓN INFANTIL
Cómo actuar si tu hijo o hija se masturba
Que el niño o niña se masturbe a edades tempranas es una fase habitual en su descubrimiento del cuerpo y no tiene la connotación erótica que le dan los adultos.
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Al establecer las etapas del desarrollo psicosexual, Sigmund Freud las dividió en cinco fases: la oral, entre el nacimiento hasta el año y medio; la anal, desde el año y medio a los 3 años; la fálica, entre los 3 y los 6 años; la latente, que va de los 6 a los 12 años; y la genital, que empieza a partir de los 12 años.
Según el psicoanalista, en la etapa fálica, los niños y niñas empiezan a descubrir la zona genital, a explorar y descubrir que les provoca sensaciones placenteras. Es decir, que empiezan a masturbarse.
Tal y como plasma Nerea Rodríguez, psicóloga y sexóloga, en su cuenta de Instagram @psicosexologanerearg, a esa edad, este comportamiento “no tiene la connotación erótica propia de la edad adulta”. Por eso, se puede dar el caso que lo hagan en público, un acto que “las familias no suelen ‘prever’”, según nos cuenta Nerea.
¿Cómo deben reaccionar los padres y madres?
La sexóloga afirma que “lo primordial y lo más importante” es entender que se trata de una etapa “absolutamente normal y forma parte del proceso de descubrimiento de su propio cuerpo”. Ahora bien, hay que diferenciar entre si lo hacen en privado o en público. Primero de todo, en cualquiera de los dos casos, “no hay que reñir ni ridiculizar”. En el caso de que el niño o niña lo haga en un ámbito público, puede ser “gran motivo de preocupación” en las familias, provocar “pudor o incomodidad” y tener una reacción que no sería la correcta.
Nerea Rodríguez cuenta que “la clave está en reconducir, no en prohibir”. Hay que explicarles a los niños y niñas que lo que están haciendo no es malo, pero que debe restringirse a su ámbito privado “y que deben hacerlo cuando nadie más les vea”, por ejemplo, en su habitación. “Debe quedar muy claro el mensaje de que no están haciendo nada malo ni incorrecto, sino que simplemente el contexto donde lo están llevando a cabo no es el adecuado”, afirma la experta.
¿A partir de qué edad descubren que es una zona que produce sensaciones placenteras?
Freud estableció la etapa fálica entre los 3 y los 6 años, pero el descubrimiento del placer puede llegar algunos años antes. Nerea detalla que “lo habitual es que pueda producirse a partir de los 9-12 meses” y de manera casual “al rozarse con algún objeto como almohadas o juguetes” y, más adelante, con las manos.
El tabú de la masturbación
El hecho de hablar con los niños y niñas de un tema como este puede llevar a los padres y madres a sentir un “temor a que se interprete que estamos 'incitándoles' a hacerlo, como si fuese algo malo y, sin duda, también existirán miedos vinculados a si nuestras palabras serán correctas o si es el momento adecuado”, comenta la sexóloga. Esto se relaciona a que los progenitores tienen que tener claro que a edades tempranas no existe una concepción erótica de la masturbación y que esta práctica es “totalmente normal y esperable del proceso de autoexploración infantil”.
A la hora de empezar una conversación sobre el tema, hay que tener en cuenta la edad de la criatura. El consejo de Nerea Rodríguez es avanzarse a los acontecimientos porque “aportar información servirá de base para que nuestros hijos e hijas nos tengan como referencia a la hora de poder plantearnos dudas” y que sepan de sus padres son “un recurso al que acudir si lo necesitan”.
Cuando son pequeños, “es bastante útil aprovechar ciertas situaciones de la vida diaria, 'provocadas' o que surgen de manera casual (por ejemplo, si vemos que les llama la atención el cuerpo desnudo, si directamente percibimos que se tocan o se frotan con objetos...)”. Aunque algunas familias se sientan inseguras o no se vean capacitadas para abordar el tema, hay que hacerlo de la forma más natural posible (“sin resultar demasiado invasivos”) y dosificar la información si se nota cierta incomodidad por parte del niño o niña.
Hablar de un tema como la masturbación ya desde edades tempranas ayuda a sacar la conversación cuando sean adolescentes, ya que les resultará más natural y habitual.
Las dudas de los niños y niñas sobre este tema
Surgirán en edades más avanzadas, no tanto en la infancia. La duda más recurrente al principio es si “es bueno o malo hacerlo”. La sexóloga Nerea Rodríguez remarca que esto se da especialmente en el caso de las niñas: la “exploración de la sexualidad suele ser mucho más tabú y considerada como más problemática socialmente en muchísimas ocasiones, lo cual no deja de ser una cuestión vinculada a estereotipos de género y lo natural, o no, de ciertos comportamientos 'sexuales' en función de quién los realice”. Y añade: “Sin embargo, sí que siguen existiendo grandes tabúes con respecto a la masturbación en las chicas”, sobre todo en la adolescencia.
Eso sí, con el paso del tiempo se han erradicado mitos como que la masturbación provocaba ceguera, caída del cabello o la aparición de pelo en las manos.
La educación sexual es mucho más que masturbación y genitales
Sí, estos temas se deben tratar (junto con la prevención de enfermedades de transmisión sexual -ETS- o embarazos no deseados).
Pero la educación sexual también es hablar “de emociones, sentimientos, orientaciones, identidades, diversidad en el sentido más amplio de la palabra, autoconocimiento y placer”.
Además, la experta propone empezar a tratar desde la infancia sobre aspectos para prevenir abusos sexuales: que sean conscientes de que “su cuerpo es suyo y de que nadie puede acceder a él sin su permiso (especificando excepciones, por ejemplo, el doctor o doctora si la familia está delante), qué hacer si alguien toca su cuerpo sin permiso o les hace sentir mal; hablarles de mentiras 'buenas' (‘guardamos el secreto’) y mentiras 'malas' (no debemos guardar el secreto, ejemplificando lo anteriormente comentado sobre si alguien les hace daño o les hace sentir mal)”.
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