¿Cómo afectan las hormonas a nuestro bienestar psicológico?

Las hormonas son sustancias químicas segregadas por las glándulas de nuestro cuerpo, que viajan por la sangre para provocar una actividad determinada en nuestros órganos. Las hormonas influyen en nuestras emociones y nuestras emociones influyen en nuestras hormonas, por lo que nuestro estilo de vida (es decir, nuestra alimentación, nuestra actividad física, nuestro sueño y nuestro cuidado psicológico) va a ser un regulador importante de ambas partes.

Algunas situaciones concretas, como enfrentarnos a una amenaza o a procesos tan naturales como dar a luz, activan determinadas hormonas con el fin de generar como consecuencia una emoción concreta para adaptarnos de forma adecuada a esa situación. A continuación, destacamos algunas de las neuronas más implicadas en el procesamiento de las emociones.

¿Cuáles son las neuronas más implicadas en las emociones?

Cortisol

Esta hormona está presente en estados de estrés y de ansiedad. Se trata de una hormona que nos permite activarnos y llenarnos de energía, por eso se segrega mayormente con la llegada de la luz del sol por las mañanas.

Cuando el cortisol es bajo, se producen estados de indefensión, irritabilidad y desmotivación. Por otro lado, si permanecemos preocupados y con niveles elevados de estrés en el día a día podemos mantener unos niveles tan elevados de cortisol, que corramos el riesgo de desarrollar problemáticas como las siguientes:

• Enfermedades respiratorias y alergias debido a una disminución de nuestro sistema inmunológico.
• Úlceras y colon irritable debido a la desregulación de la absorción adecuada de los alimentos.
• Enfermedades del corazón al producirse un aumento de la presión arterial.
• Falta de memoria y concentración debido a las dificultades que se generan para dormir.
• Diabetes y problemas nutricionales debido a la retención de grasas.
• Infertilidad debido a la posibilidad de disfunción eréctil e interrupciones en el ciclo ovulatorio.
• Complicaciones dermatológicas por la reactividad de la piel cuando no estamos bien.

Oxitocina

Esta hormona está presente en nuestras relaciones personales más cercanas, por ejemplo, en las relaciones de pareja, en los actos sexuales, en el enamoramiento, en las relaciones de amistad, en los comportamientos de cuidado y en la crianza de los hijos. La oxitocina está presente en momentos como el parto con el objetivo de preparar el útero y hacer posible la dilatación. Los últimos estudios muestran que unos niveles demasiado elevados de oxitocina, producen una sintomatología parecida a la del alcohol (produce desinhibición y limitación de nuestra sensación de miedo produciendo mayor acercamiento a los riesgos). Cuando la oxitocina es baja, tenemos más posibilidades de desarrollar estados depresivos y de bajo estado de ánimo, así como falta de empatía, lo que afecta directamente a las relaciones interpersonales.

Endorfinas

Estas hormonas son de las favoritas porque generan importantes estados de bienestar. Permiten reducir el dolor actuando casi de la misma forma que la morfina y permiten experimentar estados de euforia y felicidad, así como disfrutar de tareas saludables (como, por ejemplo, hacer deporte o mantener relaciones interpersonales). Las endorfinas también están presentes durante el parto como analgesia natural, sobre todo si la madre se siente tranquila y segura. Un exceso de endorfinas genera problemas con la presión arterial y problemas musculares y cuando los niveles son bajos, pueden aparecer problemas importantes de salud mental relacionados con la depresión, la ansiedad y el sueño.

Grelina y leptina

La grelina genera sensación de hambre, sin embargo, la leptina avisa a nuestro cerebro de que estamos saciados y regula a largo plazo el balance energético y la cantidad de grasa que almacenamos en nuestro cuerpo. Las emociones influyen en nuestra conducta alimentaria, de tal forma que muchas veces comemos determinados alimentos para aliviar emociones (lo que llamamos: “hambre emocional”) que no sabemos gestionar por falta de herramientas.

Si esta conducta se convierte en una dinámica repetitiva, aumentan las probabilidades de que se presente una resistencia a la leptina. Como consecuencia, el cerebro piensa que le hace falta más energía a pesar de que tenga ya un almacenaje suficiente y acabamos comiendo más de la cuenta. De la misma manera, ante situaciones muy estresantes, nuestro apetito puede reducir tanto que se desregulen estas hormonas y provocar grandes consecuencias en nuestra alimentación y nuestras emociones.

Melatonina

Esta hormona está presente en los ciclos de sueño y vigilia. Se ha demostrado que es una hormona que frena el envejecimiento prematuro y actúa como protector neurológico. Por tanto, cuando esta hormona escasea existen consecuencias como la aparición del insomnio, debilitamiento de la atención, la concentración y la memoria y aumentan los riesgos de sufrir enfermedades neurodegenerativas. Las consecuencias de un elevado nivel de melatonina están relacionadas con la somnolencia y falta de energía.

En conclusión, la clave de la salud está en mantener el equilibrio de nuestras emociones y nuestras hormonas. Para ello, es importante escuchar nuestras necesidades para regularnos y mantener un estilo de vida saludable cuidándonos en el día a día.

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