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Hay más disfunciones sexuales

Cómo afrontar los problemas sexuales que surgen en verano

Hemos oído en muchas ocasiones que el verano es la época ideal para disfrutar de las relaciones sexuales. Aunque las razones pueden ser múltiples, la más obvia es que tenemos más tiempo libre, pasamos más momentos de intimidad con la pareja, y estamos más relajados. Incluso si no se tiene pareja, también ocurre que en vacaciones se dan más ocasiones para conocer gente nueva y, por tanto, para que surjan más encuentros sexuales. Pero esto no quiere decir que esas sesiones de sexo sean siempre satisfactorias.

Pareja con problemas

Pareja con problemasiStock

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Como aporta la sexóloga Laura Marcilla, “El hecho de tener más ocasiones para tener relaciones sexuales, a menudo supone que salgan a la luz ciertas dificultades”.

No se trata de que en verano aparezcan más casos de disfunción eréctil o de vaginismo, sino más bien de que suele ser el momento de enfrentar un problema que se ha postergado, precisamente con la excusa de no tener tiempo para el sexo, o de no tener con quién practicarlo. O que incluso esa falta de tiempo nos haya hecho dejar de lado nuestra sexualidad, y en verano eso nos pase factura.

“La sexualidad es algo que, aunque siempre nos acompaña, no siempre tenemos activa de la misma manera—explica Marcilla—. Es posible que si hemos descuidado esta faceta durante muchos meses, cuando volvamos a intentar recuperarla, sea necesario dedicarle más tiempo para que sea tal y como la recordábamos”.

Otra posibilidad, según la sexóloga, se basa en la teoría de que “cuanto más sexo tenemos, más sexo queremos”, pero aplicada a la inversa. “Si llevamos mucho tiempo sin cultivar ni estimular este deseo, es posible que nos cueste más despertarlo en el momento en que deseemos que aparezca. Así, a veces nos encontramos con parejas que nos cuentan que tienen ganas de tener ganas, pero no sienten deseo”. Aunque la experta matiza que en esta cuestión también entra en juego el exceso de expectativas, que de hecho pueden ser una presión añadida, que dificulte el éxito de la relación.

De esta forma, las dificultades más comunes que suelen darse son algunas como “falta de deseo, eyaculación precoz, eyaculación retardada, anorgasmia, etc.”.

Lo primero que dice Marcilla es que si sucede cualquier evento no deseado “lo ideal es no focalizarnos en el aspecto que nos preocupa”, bien sea la pérdida de erección, la incapacidad para llegar al orgasmo o una eyaculación que llega antes o después de lo que se querría. “Hay que intentar restarle atención e importancia a lo que nos preocupa, y en muchas ocasiones, el problema irá desapareciendo sólo espontáneamente”.

Esta idea no solo se aplica a la persona que sufre la dificultad de primera mano, sino también a su pareja sexual o sentimental. “Es importante saber elegir el momento para hablar de estos temas y ser cuidadosos en la manera en la que transmitimos nuestras impresiones”, reseña la experta, insistiendo sobre todo en que “nunca es ‘culpa’ de uno”, sino que “son circunstancias que se dan en pareja”.

Disfunciones sexuales
Disfunciones sexuales | iStock

Si bien siempre es buen momento para consultar con una sexóloga o sexólogo para desterrar mitos, dudas o para que nos ayude a gestionar la situación, esta opción será sobre todo recomendable cuando el problema se prolongue durante más de seis meses en el tiempo. Sin embargo, según Marcilla, “Los profesionales estiman que sólo el 20% de las personas que tienen problemas sexuales acuden realmente a un sexólogo para solucionarlos, y de media suelen tardar hasta 5 años en realizar la primera consulta. Algunas personas, ante los problemas sexuales, toman incluso la decisión de evitar los encuentros por el malestar que les supone, antes que consultar con un sexólogo”.

Por ello, como última reflexión, si bien la experta insiste en que la primera opción es no darle más importancia, e intentar practicar otro tipo de juegos que no se centren en la penetración y que ayuden a despertar el deseo, si el problema va más allá del verano, no es necesario dejarlo estar hasta las próximas vacaciones. “Se debe extender la noción de que el sexo es salud, y que no es peor acudir al sexólogo cuando nos surge un problema, que ir al dentista cuando nos duele una muela”.

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