RESILIENCIA
Cómo ayudar a los hijos a afrontar el fracaso
El fracaso es una parte natural de la vida y, si logramos acompañar a los hijos en esos momentos, les estaremos dando una herramienta valiosísima para su crecimiento: la resiliencia.
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Los padres y las madres sabemos lo que es querer evitarle a nuestros hijos cualquier dolor, cualquier caída que pueda hacerles daño. A veces nos da miedo que vivan situaciones difíciles, que sufran decepciones o que experimenten el fracaso. Pero... ¿qué pasaría si, en lugar de intentar protegerlos de cada obstáculo, les enseñamos a enfrentarlos?
Aquí te comparto tres claves que pueden ayudarte en este proceso de educar a un hijo.
Normaliza el error como parte del aprendizaje
Para muchos jóvenes o incluso niños, el fracaso puede sentirse como el fin del mundo. Tal vez recuerdes a tu hijo o hija volviendo a casa después de un examen mal resultado o de no haber quedado en el equipo deportivo. La tristeza o frustración en su mirada es una oportunidad para mostrarle que el error es una parte normal de aprender y que todos, incluso los adultos, tropezamos.
Aquí es útil hablar de nuestros propios errores y de lo que hemos aprendido de ellos.
La autora Carol Dweck, en su libro Mindset: The New Psychology of Success, nos habla sobre la importancia de desarrollar una mentalidad de crecimiento, es decir, una forma de ver los errores y fracasos como oportunidades de aprendizaje.
Por ejemplo, podríamos contarle a nuestro hijo una anécdota de nuestra adolescencia, alguna vez en la que intentamos algo y no resultó como esperabamos. Tal vez fue un proyecto escolar o un examen difícil. Al compartir estas historias, les damos la tranquilidad de saber que fallar no los define y que creceremos a través de esos momentos.
Fomenta una mentalidad de crecimiento
Cuando los hijos enfrentan un fracaso, es común escuchar frases como "soy un fracaso" o "nunca podré lograrlo". En esos momentos, tenemos la oportunidad de enseñarles que sus habilidades no son algo fijo, sino algo que pueden mejorar con esfuerzo y dedicación.
Según Dweck, cuando los niños desarrollan una mentalidad de crecimiento, comienzan a ver los desafíos como oportunidades y no como obstáculos insuperables.
Imagina que tu hijo ha estado ensayando para una presentación en el colegio y no ha salido como esperaba. En lugar de enfocarnos solo en el resultado, podríamos decirle:
"Me siento orgulloso/a del esfuerzo que pusiste y de todo lo que trabajaste para llegar hasta aquí. No es fácil, y seguir intentándolo demuestra tu perseverancia".
Esta conversación le ayudará a ver que el valor está en el esfuerzo y el aprendizaje, no solo en la perfección. Este mensaje es fundamental para que nuestros hijos comprendan que el éxito verdadero no está en no fallar nunca, sino en aprender de cada intento.
Enséñales a gestionar las emociones que surgen tras un fracaso
Cuando nuestros hijos enfrentan una decepción, es normal que surjan emociones como frustración, tristeza o enojo. Sin embargo, muchas veces como papás intentamos que se sientan mejor inmediatamente, diciéndoles cosas como "no es para tanto" o "no te preocupes, ya pasará". Aunque estas frases tienen buenas intenciones, pueden invalidar sus sentimientos y hacer que sientan que su dolor no es importante.
En lugar de eso, intentemos escuchar y validar sus emociones. Tal vez podamos decirle: "Sé que te sientes decepcionado/a y es normal. Está bien sentir eso cuando las cosas no salen como esperabas". Esto crea un espacio seguro para que expresen lo que sienten sin juicio.
Aprende a que se levanten
Nuestros hijos, en algún momento, se enfrentarán a fracasos y decepciones, y es ahí donde más nos necesitan. Necesitan padres que no solo les digan que "todo estará bien", sino que caminen junto a ellos, que les muestren con su ejemplo que el fracaso es una oportunidad de aprendizaje y que la resiliencia no significa no sentir dolor, sino encontrar la fuerza para seguir adelante.
Recordemos que, al final del día, ser resiliente no significa no caerse, sino saber levantarse una y otra vez.
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