ESTRÉS
Cómo desconectar (de verdad) del trabajo en vacaciones
Es habitual estar de vacaciones y pensar constantemente en el trabajo, pero es insano y se pueden aplicar herramientas para evitarlo.
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El estrés es una reacción fisiológica y automática del organismo ante situaciones que son muy demandantes. Debemos agradecer al estrés el hecho de cumplir con esas demandas exigentes, sin el estrés no sería posible.
Sin embargo, cuando ese estrés permanece a lo largo del tiempo, se nos agotan los recursos fisiológicos para hacer frente a esas demandas. Nos pedimos un exceso de energía cuando en nuestro almacén no llegamos ni a los mínimos en esos momentos. Es ahí cuando se produce una sensación de fatiga y de agotamiento. En ese momento la única opción posible es el descanso.
Sin embargo, cuando hemos acostumbrado a nuestro cuerpo a vivir en ese estrés constante, incluso en momentos en los que queremos descansar, seguimos en alerta. A veces no somos ni productivos o no nos podemos ni concentrar en la tarea, pero tampoco somos capaces de disfrutar del descanso.
Esta es una señal de alarma muy grave. Si has llegado a ese punto probablemente te encuentres en una dinámica de autoexigencia muy elevada y no solo eso, si no que las personas a tu alrededor también se han acostumbrado a que seas así y puede que tu ambiente lo fomente.
Herramientas para desconectar en vacaciones
Tecnología: la tecnología no solamente es excesivamente estimulante (lo cual es contraproducente en épocas de estrés), sino que también es adictiva y te mantiene conectada de forma constante al trabajo.
Mi recomendación es que desconectes todos los medios tecnológicos vinculados a tu trabajo y que reduzcas de forma general el uso de pantallas durante tus vacaciones. Disfruta de la naturaleza, de las actividades, de las personas con las que estás y del espacio en el que te encuentras, no necesitas nada más.
Autoexigencia: reduce tu nivel de autoexigencia, ya que si la sigues fomentando tu ansiedad de evaluación (es decir, el miedo a ser valorad@ negativamente por los compañeros o los superiores) también aumentará.
Ten en cuenta que el tipo de demandas que más nos generan estrés son las demandas internas, es decir nuestras propias autoexigencias, las cuales multiplican el estrés y la presión de cualquier tipo de tarea propuesta.
Objetivos: cuando en la planificación de tus objetivos tienes en cuenta el descanso, tu objetivo deja de ser realista, ya que no tiene en cuenta tus necesidades. El hecho de no encargarte de tus necesidades te afecta en tu autoestima (en la relación contigo mismo) y el hecho de proponerte objetivos poco realistas está relacionado con la emoción de la frustración. Por tanto, ¿cómo puedes adaptar tus objetivos a tus necesidades? Puede que sea un buen momento de reformular tus objetivos.
Límites: una forma eficaz y completamente necesaria para prevenir el estrés es poner límites. Poner límites te permite no estar siempre disponible para los demás, no dejarte de lado para priorizar los deseos ajenos y no tomar responsabilidades adicionales a las que te corresponden.
La baja autoestima puede ser una causa, pero también una consecuencia de no poner límites. Por tanto, mi pregunta es: ¿hasta cuándo vas a evitar poner límites? Para ello también es fundamental disponer de herramientas asertivas para una comunicación eficaz y tener en cuenta que el objetivo de los límites no puede ser cambiar al otro, sino que debe de ser un objetivo relacionado contigo misma.
Ansiedad: si estás viviendo una situación que te genera malestar emocional es posible que como mecanismo de defensa tu mente busque centrarse en cosas que hacer y resolver tareas pendientes para aliviar la necesidad de control.
En ese sentido, lo interesante y lo que estaría alineado con tu autocuidado sería parar y reflexionar sobre qué es lo que te preocupa para que puedas ocuparte de ello directamente. Seguir manteniendo la distracción en otras tareas sería una forma de evitación.
Desmotivación: si llevas mucho tiempo sin incluir en tu rutina actividades que te agradan, por un lado, puede que ni te acuerdes de lo que te gusta (lo cual influye directamente en tu autoconocimiento) y por otro lado puede que te hayas alejado tanto de ti que te sientas desmotivada con la mayoría de las actividades y tareas que realizas en tu día a día. ¿cuándo fue la última vez que hiciste algo que te gustaba?
Descansos durante el año: por último, es importante tener en cuenta que la mejor forma de prevenir la incapacidad de desconectar en el trabajo es realizar descansos durante el año y en tu día a día para no dejarlo solo para verano. Nuestra mente y nuestro cuerpo forman parte de un todo, un todo que sigue hábitos y rutinas. Es como si comes mal durante todo el año y no haces nada de deporte y de repente haces un mes detox. ¿Qué es lo que te puedes proponer haciéndolo de esta forma?
¿Cómo saber que has desconectado en vacaciones?
Sabes que has desconectado durante las vacaciones porque notas que descansas, disfrutas y te sientes relajado.
Cuando esto no pasa puedes sentir cambios en tu forma de ser como mostrar irritabilidad, tener enfados frecuentes, sentir agresividad, presentar problemas para dormir, tener dolores musculares o cambios en la alimentación como la falta de apetito o el hambre emocional.
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