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Cómo hablar con los niños sobre la guerra

¿Hay que contar la verdad a los niños sobre la guerra entre Rusia y Ucrania? ¿Cómo hacerlo para evitar que se preocupen en exceso? Te cuento cómo afrontar la conversación, en este artículo.

Madre e hija conversando.

Madre e hija conversando.iStock

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Tras una pandemia con confinamiento incluido y la erupción del volcán de la Palma, nos enfrentamos al conflicto entre Rusia y Ucrania.

En una situación tan extrema como esta, es inevitable que los niños capten nuestro nerviosismo, nuestro creciente interés por las noticias, nuestras conversaciones agitadas y nuestra incertidumbre.

¿Por qué no ocultar a los niños lo que nos preocupa?

Cuando hay un problema en casa o alguno de los integrantes de la familia está intranquilo, los niños lo detectan. Aunque no se les verbalice directamente lo que ocurre, los más pequeños son capaces de percibir que el ambiente en el hogar se ha transformado y que el estado de ánimo de sus padres no es el mismo. Se activan sus alarmas.

Si como padres buscamos ocultarles el problema a nuestros hijos, debemos saber que esa no es una buena solución porque sigue existiendo una transformación perceptible e inevitable en el ambiente. Por tanto, esa evitación o sobreprotección puede suponer un arma de doble filo al trasladar al niño información ambigua: el niño percibe que hay un problema, pero se le dice que está todo bien. En este caso, el miedo al abandono o al rechazo de sus padres saldría como mecanismo de defensa en busca de la supervivencia.

Cómo afrontar la conversación con nuestros hijos

Llegados a este punto, está claro que la opción más adecuada y saludable es aquella que incluya la comunicación con nuestros hijos. Veamos a continuación cómo debe ser esa comunicación, cómo hablar con ellos sobre un tema tan difícil y hacerlo de forma adecuada:

Lenguaje adaptado a su edad

Es importante trasladarles la problemática explicándoselo de una forma fácil de comprender para ellos, teniendo en cuenta su edad. Con los más pequeños podemos utilizar cuentos y metáforas, incluso podemos ayudarles a expresarse con dibujos, teatrillos e historietas.

Por otro lado, no debemos olvidar que la información que trasladen ambos progenitores debe de ser similar, es decir, los padres deben ponerse de acuerdo con la información que le vayan a transmitir al niño para no generar contradicciones.

Aportar la cantidad de información adecuada

Evitemos abrumar a los niños con el contenido de la informacióntal y como explicábamos en el punto anterior, pero tampoco hay que abrumarles por un exceso en la cantidad de la información.

La explicación debe ser corta y concisa, con un mensaje tranquilizador y sin irnos por las ramas. Si nuestro hijo no es evitativo y además tiene confianza con nosotros, podemos esperar a que nos pregunte directamente.

También es interesante comenzar la conversación averiguando qué es lo que sabe exactamente y a partir de ahí, rellenar la información que necesita saber. A mayor edad del niño, más información necesitará.

Estar abiertos a responder a sus preguntas

Mientras le explicamos a nuestro hijo el conflicto, debemos mantener una actitud abierta, una escucha activa a sus reflexiones y dar el espacio para preguntar lo que necesite.

Sobre todo, serán los niños mayores los que más preguntas nos hagan. El tono debe de ser tranquilizador y las reflexiones a las que les expongamos deben estar adaptadas a su edad. Otro punto importante es tener en cuenta que cuando no sabemos responder a alguna de sus preguntas lo recomendable es decir que no lo sabemos, ser sinceros.

Debemos evitar a toda costa en este punto ridiculizar sus preguntas porque esto les distanciará de nosotros y aumentará el miedo ante la problemática. Es muy importante empatizar, tener paciencia y preguntarles con qué se quedan de lo hablado previamente para comprobar sus conclusiones.

Validar sus emociones

Aceptar las emociones de nuestros hijos es fundamental para su bienestar emocional. No menospreciar cómo se sienten, no quitarle importancia y tampoco esperar desahogarnos con ellos buscando que ellos sean los que nos alivien a nosotros. Un ejemplo podría ser algo así: “entiendo que estés preocupado y triste, yo también lo estoy. Sin embargo, por suerte nosotros estamos a salvo y a gusto en nuestra casa y nuestro día a día”.

Es importante atender al estado de ánimo de nuestros hijos evaluando cómo se encuentran, observando modificaciones en el sueño, en la alimentación y en rutinas en general. También es bueno que mostremos interés en cómo se está llevando el tema en el colegio.

Generar seguridad

Es fundamental generar estabilidad emocional en la vida de nuestros hijos teniendo tiempos de calidad en el día a día. Deben establecerse lugares seguros en los que se fomente el vínculo y se aporte afecto para prevenir el estrés postraumático y otros posibles trastornos psicológicos. Estos espacios también son importantes para evitar la exposición constante a imágenes sobre la guerra, lo cual a nosotros como adultos también nos viene bien.

En conclusión, el acontecimiento histórico que estamos viviendo con el conflicto bélico entre Ucrania y Rusia es una desgracia. Sin embargo, es importante centrarnos en lo que depende de nosotros y en lo que podemos controlar: tenemos una gran oportunidad para aportar a nuestros hijos buenas herramientas de gestión emocional, el manejo de la incertidumbre y lidiar con emociones complejas como el miedo, la tristeza, la angustia o la preocupación.

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