RECUPERA EL BLANCO NIEVE
¿Cómo lavar almohadas amarillentas por el sudor?
La polución, la grasa y el sudor que queda impregnado y que desprende nuestro cabello y nuestro cutis ensucia la funda de la almohada, dejando manchas difíciles de quitar, sobre todo si son blancas. En este artículo te explicamos cómo lavar las almohadas amarillentas para que recuperen su blanco original.
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Pocas personas son capaces de descansar sobre una superficie totalmente lisa. Estamos acostumbrados a reposar la cabeza sobre un cojín que ayude a mantener la curvatura de la columna vertebral, y sin son de viscoelástica o de látex, mejor.
Para la gran mayoría de la población, las almohadas son un elemento esencial en su cama, ya que brindan comodidad y apoyo durante el sueño. Sin embargo, con el uso frecuente, sus fundas pueden comenzar a amarillear y perder su aspecto original.
No es necesario que llegue el calor del verano que te haga sudar por la noche para dejar un cerco en la almohada. Las manchas amarillentas de los cojines no solo surgen por el sudor, la grasa de nuestro cabello y los restos de polución de nuestro rostro manchan irremediablemente las fundas de almohada.
Afortunadamente, es posible recuperar el color blanco de las almohadas mediante un proceso de limpieza adecuado. Os explicamos cómo conseguir un blanco nieve en las almohadas amarillentas.
Elige el programa de lavado adecuado
Elegir el programa específico en función del tejido y nivel de suciedad es fundamental para obtener buenos resultados.
Como norma general para ropa blanca de tejidos naturales que esté muy sucia -algodón, lino, yute o hilo-, es necesario usar ciclos largos a 40º-50º y detergente para ropa blanca. Si no está muy sucia: ciclo corto de lavado a 30º y detergente para ropa blanca.
Para fibras artificiales de color blanco -acetato, modal, tencel, rayón o viscosa-, lo mejor es utilizar ciclos más cortos con poco centrifugado, para evitar arrugas a 30º, y detergentes sin blanqueantes químicos. Los tejidos sintéticos de color blanco -acrílicos, elastano, poliamida y poliéster-, se tratan como los artificiales.
Los blanqueadores, tus mejores aliados
En tiempos añejos, cuando no existían las lavadoras ni los productos blaqueadores, nuestras abuelas utilizaban un método eficiente y barato: tender la ropa blanca al sol.
Hoy en día podemos seguir con este método, pero hay que tener en cuenta los químicos que añadimos a nuestra ropa, pues podemos conseguir el efecto contrario.
Para evitar estos inconvenientes y aprovechar las horas de sol, podemos decantarnos por blanqueadores naturales.
Uno que no nos va a fallar en ninguna circunstancia es el bicarbonato de sodio. Se puede agregar una cucharada de bicarbonato de sodio al ciclo de lavado para ayudar a eliminar las manchas amarillentas y dejar las fundas blancas.
El vinagre blanco es otro producto natural que también puede ser útil para blanquear las fundas de las almohadas. Si agregamos media taza de vinagre blanco al ciclo de lavado junto con el detergente, es muy útil para suavizar las fundas y quitar las manchas.
Una tercera posibilidad que tiene todo el mundo a su alcance es el zumo de limón. Exprimimos un par de limones en un cazo, añadimos un litro de agua y lo dejamos hervir durante 5 minutos. Después dejamos en remojo las fundas de almohadas amarillentas y las lavamos de forma habitual.
Mantener el interior de la almohada en estado óptimo
Algo que se tiene que tener en cuenta para que la funda de almohada no amarillee es que el interior del cojín esté limpio, ventilado y ahuecado. Para llevar a cabo un buen mantenimiento de la almohada es importante identificar el tipo de material del que está hecha.
Puede ser de espuma, de látex, de viscoelástica, de plumas e incluso de algodón y cada material requiere un enfoque de lavado diferente. Lo más aconsejable es revisar la etiqueta y seguir las instrucciones de cuidado de forma escrupulosa.
En general, se recomienda lavar las almohadas en agua caliente y utilizar un detergente suave. Además, es importante no sobrecargar la lavadora y asegurarse de que las almohadas tengan suficiente espacio para moverse libremente durante el ciclo de lavado.
También es fundamental secar las almohadas adecuadamente para evitar que se formen moho o bacterias. La mayoría pueden secarse en una secadora a baja temperatura, pero es recomendable introducir unas pelotas de tenis limpias para ayudar a que las almohadas mantengan su forma.
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