¿Cómo se manifiesta el estrés en la piel?

En los últimos años, se han ampliado los conocimientos sobre la influencia negativa del estrés crónico en nuestro organismo, con un impacto negativo en el sistema inmune, por lo que muchos la consideran "la enfermedad del XXI". El estrés es un mecanismo de defensa, ya que desencadena cambios en nuestro organismo que son necesarios en situaciones de supervivencia. Sin embargo, cuando mantenemos niveles de estrés elevados en nuestro día a día, este aliado en la guerra puede convertirse en un enemigo. Sigue leyendo y te explico el porqué.

¿Qué sucede cuando nos estresamos?

Durante las situaciones estresantes en nuestro organismo suceden los siguientes eventos:

• Aumentan los niveles de las hormonas cortisol, adrenalina y noradrenalina.
• Estas hormonas favorecen el aumento de la tensión arterial y de la frecuencia cardiaca para favorecer la vasodilatación y asegurar que nuestros músculos tengan la cantidad de sangre necesaria para correr o defendernos.
• Aumenta los niveles de glucosa (azúcar) en sangre.
• Aumento en la liberación de mediadores proinflamatorios o que inducen el crecimiento tisular.
• Cambios en citocinas y en elementos del sistema inmune.

Efectos negativos del estrés

Todos estos eventos, como os he comentado, son indispensables para nuestra supervivencia. Sin embargo, estos cambios en nuestro organismo de forma mantenida o frecuente podrían tener diferentes consecuencias negativas como, por ejemplo:

• Los niveles altos de azúcar en sangre promueven al aumento del estrés oxidativo y a la formación de radicales libres.
• Así mismo, los niveles elevados de sustancias proinflamatorias promueven un estado de inflamación crónica y de estrés celular.
• Los mediadores que inducen el crecimiento tisular podrían llevar a un sobre crecimiento de los tejidos y alteraciones del ritmo celular, reproduciéndose células alteradas y anormales.
• Además, la secreción elevada de cortisol también puede alterar los niveles de otras hormonas como los andrógenos. Produciendo aumento de sus niveles que se conoce como hiperandrogenismo y que es bien conocido su efecto en la piel.

Todos estos cambios comentados se pueden ver reflejados en nuestra piel. Se ha identificado que el estrés crónico puede inducir el debut o llevar a un peor control de enfermedades como el acné, la rosácea, la psoriasis, la dermatitis atópica y la hidrosadenitis supurativa, entre otras dermatosis. De hecho, muchos de nuestros pacientes refieren notar un empeoramiento de su enfermedad inflamatoria o relacionar su inicio con un episodio estresante o cambios relevantes en el estado emocional.

Aunque en la era en que vivimos es casi imposible evitar el estrés, es fundamental que aprendas a detectar cuando tus niveles de estrés son muy elevados, que conozcas como responde tu cuerpo frente al estrés y le escuches cuando te indica con señales de que debes parar, respirar y buscar herramientas para controlar esa situación estresante.

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