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¿Cómo mejorar el sabor del flujo vaginal?

Nos llega un estudio sobre cómo puede mejorar el sabor del semen con aceite de cannabidiol y en ese momento nos percatamos de cuántas veces hemos escrito ya sobre cómo mejorar el sabor del semen. Que está muy bien sí pero, ¿por qué no escribimos sobre cómo mejorar el sabor del flujo vaginal? Porque a nosotras también nos gusta que nos hagan sexo oral, ¿verdad?

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Lo primero que habría que decir es que nuestro flujo vaginal arrastra un estigma: el de ser algo “poco grato, desagradable”. Claro, como si el semen per se supiese a mojito de maracuyá… No vamos a entrar en los discursos machirulos que han avalado, a lo largo de la historia, esa percepción (errónea) sobre tus genitales. Así que lo primero que hay que quitarse de encima, como si fuera caspa, es esa idea de que tus genitales saben o huelen mal.

Eso, como primer apunte. Después, “Hay que tener en cuenta es que si el olor o sabor es muy fuerte y desagradable, no es solo una cuestión de atracción hacia la práctica sino que puede estar relacionado con algún problema de salud. Puede que haya una infección, hongos o que la alimentación sea tan desequilibrada que esté afectando. Por ejemplo, el consumo de alcohol, tabaco y drogas afecta generando un sabor amargo y más desagradable. Comer mucha carne roja y productos procesados, además de favorecer las infecciones, también repercute en el sabor”, explica la sexóloga María Torre, de Ars Eróticas. Y añade: “Diciendo esto parece que lo que más le afecta de forma positiva es la verdura, pero hay veces que alimentos como los espárragos, el brócoli o la coliflor no son lo mejor ya que tienen gran repercusión en el olor vaginal. Por otra parte, los medicamentos que estemos tomando también pueden afectar. Lo que afecta realmente es a la orina, no hay estudios que certifiquen que sea el flujo el que cambie, salvo que haya infección, pero al expandirse por la vulva y ser ésta la que se lame en el sexo oral, es donde notamos los cambios. El momento del ciclo también influye en el sabor y olor y eso otra de las cosas que hay que tener en cuenta”.

Qué hacer para evitar el mal olor y sabor

“Evita productos que alteran el PH natural y el microbios como jabones con antisépticos, alcohol, salvaslips de plástico, productos con perfumes o geles muy agresivos. Tampoco es recomendable introducir nada en la vagina que no sea de un material fiable, así como sobre pasar las horas de productos de higiene menstrual como tampones. Es importante limpiarse siempre hacia atrás, ya que muchas veces las bacterias del ano traspasan a la vulva y vagina y son las que afectan a la alteración y por ende al sabor y olor”, añade Torre.

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Sexo | iStock

Otro aspecto crucial: todas somos diferentes. “Es importante reconocer que cada persona tenemos un olor y sabor diferente y no por eso tiene que ser malo. Sí cuando hay un problema de salud. Pero si no lo hay, no hay que neutralizarlos ya que es perfectamente normal tener un sabor u olor en concreto. Y aunque nos cueste reconocerlo a veces, forma parte de la esencia y atracción de cada una. Nos puede ayudar beber las cantidades recomendables de agua, tener una dieta equilibrada, no abusar de la carne ni de los productos procesados, evitar el consumo excesivo de lácteos y sustituirlos por los vegetales, así como ir eliminado el exceso de azúcar por snacks saludables. Si le sumamos hacer ejercicio con asiduidad, tener buenos hábitos y una limpieza correcta, ya estaremos más cerca del equilibrio”.

La sexóloga apunta un aspecto fundamental, del que hablábamos al principio de este artículo: “Habría que ver si las excusas son repetitivas para no hacernos sexo oral aludiendo a tonterías como que huele mal o que sabe mal. Está bien que nos aseguremos que estamos sanas y que no es así, pero si es porque no le gusta, pero sí recibirlo, entonces hay que tener una conversación seria porque el placer de la pareja estaría desequilibrado. Es verdad que el sexo oral siempre se ha entendido más atractivo hacia los hombres porque a nosotras nos han educado en estereotipos y tenemos muy interiorizada la vergüenza. Nos cuesta pedirlo y muchas veces disfrutarlo porque lo que para ellos es algo habitual, para nosotras, dentro de las prácticas sexuales, es de lo más íntimo”.

La mayoría de las mujeres no disfrutan de un cunnilingus en los primeros encuentros con una pareja, sino que necesitamos de mucha confianza para dejarle meter la cabeza entre nuestras piernas. ¿Por qué? “Por la diferente educación sexual que recibimos. A nosotras se nos inculca que es desagradable para ellos, que lo hacen casi a modo de favor y que puede que huela o sepa mal. Esto no tiene ningún fundamento ya que el olor y sabor varía de igual manera en hombres y en mujeres, lo que pasa es que nos atraviesa una educación sexual en la que si recibimos es de forma genital con genital, pero ellos reciben de cualquier manera. Nuestros genitales siguen siendo receptáculo donde acogemos y los de ellos siguen teniendo una sexualidad más externa en el sentido literal de la palabra donde pueden recibir placer de formas muy diversas mientras que a nosotras se nos muestra de manera más limitada. Esto es un resquicio de esa educación sexual en la que nuestro sexo es interno y el suyo externo. Es cierto que por la forma de los genitales es así, pero esta internalidad o externalidad lo impregna todo, desde el deseo hasta las prácticas sexuales”, finaliza.

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