Nunca, las faltas de respeto
Cosas que no deberías aguantar en una relación de pareja
Todo el que ha estado en pareja sabe que a menudo es difícil establecer dónde se encuentran los límites de lo tolerable. Lo que para unos es motivo de divorcio, para otros acaban siendo avatares sin importancia de la vida diaria, y a menudo comentar nuestras preocupaciones con el entorno no hace sino agravar el malestar y hacernos sentir aún más perdidos.
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“Para que una relación dure hay que aguantar”, decían nuestras abuelas. Aguantar. ¿Qué entendemos exactamente por aguantar? ¿Cuáles son las cosas que debemos tolerar y las que deberían hacer que saltasen las señales de alarma? El psicólogo Alberto Álamo tiene claro que cuando se dan determinadas situaciones en el seno de una pareja, es fundamental detenerse, reflexionar sobre ellas y tratar de resolverlas antes de que sea demasiado tarde.
Celos
Para Álamo los celos “son una emoción muy compleja, porque cada persona los siente de una manera”. El psicólogo considera que tienen que ver con el miedo, e insiste en que quienes tienen una pareja celosa jamás deben, pese a lo tentador que resulta a veces, dejarse arrastrar por la irracionalidad y sentir que la culpa es suya por provocarlos. “Cuando tienes una pareja celosa, te ves obligado a lidiar con situaciones con las que no te habías encontrado antes, y a tratar de dar explicaciones razonables a cuestiones que ni siquiera te habías planteado. La culpa como explicación es siempre una tentación en la que no se debe caer”, explica Álamo, y advierte que los celos nunca aparecen de golpe. “Se manifiestan progresivamente, de manera que el que los sufre apenas se da cuenta”, por lo que es fundamental prestar atención a cualquier atisbo de celos, especialmente en los inicios de una relación.
Posesión
Para Álamo, esta conducta es especialmente preocupante entre los adolescentes, que han adquirido “nuevos mecanismos más sutiles de posesión” que los “no salgas” o “quítate ese escote” de antaño. En el momento en que tu pareja te pide repetidamente que le envíes foto, o vídeos, o que hagas Stories de Instagram para saber siempre dónde estás, solo queda una opción, según el psicólogo: el empoderamiento. “La independencia, la autonomía y la autoestima sana son cosas que se deben trabajar para evitar la posesión en el seno de la pareja. ¿Cómo? No hay consejos universales, se trata de estudiar cada caso y trabajarlo particularmente”.
Juicios estéticos
Consciente de que es un tema delicado, Álamo admite que en ocasiones no queda otra que tratar temas estéticos con nuestra pareja, cosa que, llegado el caso, hay que hacer siempre con empatía y sumo cuidado. “Se trata de que el otro entienda algo tan sencillo como que yo no soy dueño de mi deseo, ya que mi deseo es incontrolable, anárquico, ilógico y promiscuo”, una frase que podría explicar de forma sosegada y honesta la falta de deseo hacia la pareja ante un cambio físico sustancial, como una ganancia de peso, por ejemplo. Más allá de esto, jamás hay que tolerar que un compañero sugiera cosas como que nos cambiemos de ropa porque vamos provocativas, por ejemplo. “Si este consejo parte de un chico, y ese chico encima es mayor, y no tienes suficientes referentes, tal vez acabes creyendo que tiene razón, te cambies de ropa y ese claro gesto de posesión pase desapercibido, especialmente entre las adolescentes”, explica Álamo.
Faltas de respeto
Quedan totalmente prohibidos los insultos, las faltas de respeto y, evidentemente, cualquier atisbo de agresividad. Eso, asegura Álamo, no se tolera. Como terapeuta, sin embargo, insiste en que es difícil establecer unos baremos que permitan juzgar a todas las parejas por igual. “Hay personas que se expresan con vehemencia, que hablan alto, que gesticulan, y sin embargo son perfectamente capaces de mantener la compostura en una discusión acalorada”, afirma.
Exigencia excesiva
¿Cuándo estamos exigiendo demasiado? Álamo tiene un baremo que no suele fallar: cuando exigimos más a nuestra pareja que a nosotros mismos. Para no pasarnos exigiendo cosas que tal vez la otra persona no sea capaz de darnos es necesario establecer lo que se llama un “contrato de pareja”, que se diseña por consenso y cuenta con una serie de cláusulas. “Se trata de establecer unos límites llamados extradiadicos –que tienen que ver con la relación con el entorno– e intradiadicos –en el seno de la propia pareja–, de manera que cada uno define lo que para él es innegociable y fija unas normas de conducta para el otro”. Esto se aplica a numerosos ámbitos, como la relación de uno de los miembros de la pareja con la familia y amigos del otro, por ejemplo. “Es fundamental ser empático y ponerse en el lugar del otro a la hora de negociar este contrato, que puede ser metafórico”.
No respeta tu deseo
En el ámbito de la intimidad sexual, es frecuente que a uno de los miembros de la pareja le cueste respetar cómo funciona el deseo del otro. ¿Qué hacer cuando uno de los dos sufre una ausencia de deseo y el otro no? En estos casos, más que negociar, Álamo recomienda “explorar nuevos escenarios, algo que en gran parte de terapias de pareja funciona”. El problema de muchas personas es que “entienden la relación sexual como binaria: o todo o nada. O no hacer nada o tener un coito con penetración”. Para el psicólogo, se trata de explorar juntos nuevas vías de comunicación sexual, que pueden ir desde el masaje erótico a las caricias o la masturbación.
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