CRIANZA
Crecimiento en los niños, ¿dan fiebre?
Seguro que lo has oído en alguna ocasión: una fiebre repentina en los niños que, como viene se va, sin explicación aparente. ¿Puede estar relacionada con un estirón?
Publicidad
Verano 2020: de repente, y sin ninguna queja previa, a Laura, de 3 años y medio, le da un fiebrón tremendo. No se ha quejado ni de garganta, ni de oídos ni de nada de nada en las horas anteriores. Gemma, su madre, lo primero que piensa es que es el dichoso bicho que todo lo fagocita este año. Tras llevarla de urgencias y que no encuentren ninguna explicación a la fiebre, se le hace la consabida PCR. Resultado negativo al día siguiente. Entonces, ¿qué ha generado la fiebre de la niña? De lo único que se ha quejado es de que le dolía la pierna: “La fiebre le ha dado por un estirón”, sentencia la abuela.
¿A que te suena lo de que los estirones en los niños dan fiebre? Se ha oído siempre en boca de nuestras madres y abuelas, incluso algunas apuntan que era algo que sucedía sobre todo, en verano. Pero, ¿qué base científica tiene esto? “Los niños en edad de crecimiento tienen una tasa metabólica muy alta en el sentido de que tienen un montón de órganos y, por consiguiente, tejidos y células en constante actividad. Producto de esta actividad se genera energía que, en algún momento, se puede traducir en energía o calor. De todos modos, el crecimiento observado en niños y niñas en contextos febriles no se debe propiamente a la fiebre, sino que ésta actúa estimulando la secreción de hormonas anabólicas como puede ser la Growth Hormone u Hormona del Crecimiento, y esta sí que actúa directamente sobre el sistema musculo-esquelético contribuyendo a su crecimiento”, dice el doctor Iñaki Marina Clopés, especialista en Medicina Interna en Healthcor Clínica i ESpai de Salut y miembro de Top Doctors.
La hormona de crecimiento (GH) es una hormona que se secreta en la hipófisis, una parte del cerebro donde se producen una gran cantidad de hormonas que controlan el sistema endocrino del cuerpo. A diferencia de lo que cree mucha gente, esta hormona se secreta durante toda la vida y no solo durante la infancia.
Sus funciones son muy variadas, por ejemplo, da lugar a la síntesis de proteínas, aumenta la glucosa en sangre o quema grasa de los depósitos del cuerpo para que en el torrente sanguíneo haya más ácidos grasos que sirvan de combustible para las células del cuerpo. Pero entre todas sus funciones, el crecimiento, es la más conocida. La hormona del crecimiento se secreta de una forma muy particular: no se hace de forma continuo, sino por pulsos y éstos son más elevados mientras dormimos, por la anoche. Y es de todos conocidos que, cuando un niño/a está enfermo, duerme más de la habitual, sea por la noche o en siestas.
En definitiva, la hormona del crecimiento se secreta cuando dormimos y en mayor medida, cuando tenemos fiebre, de ahí la relación, nada descabellada, que establecían nuestras madres y abuelas con la fiebre y los estirones.
Publicidad