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Aunque estés a dieta

¿Cuánto queso puedes comer al día sin que la báscula se resienta?

El queso: ese manjar que tan mal visto está cuando haces dieta… ¿de verdad que no puedes comer queso si quieres bajar de peso? Pues a lo mejor andas equivocada…

Queso

QuesoiStock

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La vida se divide entre concebollistas o sincebollistas; o con los de Cola-Cao o Nesquik; o con los que adoran el queso y con los que aborrecen. Este artículo va destinado a los amantes de este manjar, evidentemente y seguro que apenas se nota que, quien suscribe este tema, está en este grupo.

Sí, te encanta el queso pero chica, estamos en la operación bikini (esperemos que ellos también, porque aquí los kilos de más no saben de género) y te sientes culpable cuando te tomas un trocito de queso. ¿De verdad no se puede comer queso cuando estás buscando perder peso?

La mala fama del queso le viene de cuando en dietética imperó el miedo a las grasas, que se llevaban la responsabilidad de ser las culpables del aumento de peso y de enfermedades cardiovasculares: “Hoy se sabe que tal miedo fue injustificado. El queso es realmente un alimento híper nutritivo y saciante: se ha visto además que tiene relación inversa con el riesgo cardiovascular, es decir, todas aquellas personas que lo eliminaron de su dieta por miedo al colesterol dejaron de disfrutar de este alimento de forma injustificada. Incluso en dietas enfocadas a la pérdida de peso, yo suelo recomendar algo de queso porque es muy alto en proteína, además, proteína de muy buena calidad. En dietas enfocadas a la pérdida de grasa aumentar la proteína es de gran ayuda. Además, es muy bien aceptado por casi todas las personas, por su palatabilidad natural y consumo tradicional”, comenta la nutricionista Paloma Quintana.

Tabla de quesos
Tabla de quesos | iStock

O sea, brindemos (sin alcohol, que éste sí que se elimina de las dietas de los que buscan perder peso): puedes comer queso aunque estés a dieta. Evidentemente, no se trata de tomarte medio kilo al día. Hay dietas en las que se limitan los hidratos de carbono al desayuno y te permiten, o a media mañana o a media tarde, de merienda, un platito de queso. Eso sí, tiene que ser curado…

Porque claro, que puedas tomarlo no significa que valga cualquier queso: ¿cuál sí y cuál no? “Los más tradicionales, es decir, aquellos resultantes de la fermentción de la leche de vaca, cabra u oveja, sin desnatar. Esto sorprende, cuando tu dietista-nutricionista te recomienda que el queso no sea desnatado. Y es precisamente para consumir aquellos quesos menos procesados. Los quesos semicurado y curado son muy saciantes, contienen más nutrientes interesante y menos o nula lactosa, el azúcar natural de la leche, siendo bien tolerados por la mayoría de intolerantes a la lactosa. Al ser un alimento fermentado, los quesos promueven más beneficios intestinales que la leche, aunque menos que yogur tradicional y kéfir”, añade Quintana.

“Recomiendo evitar quesos muy procesados como lonchas, quesitos en porciones o bolitas, sucedáneos como postres con quesos que llevan otros ingredientes en su composición como almidones, colorantes, y diferentes "E", pizzas envasadas con quesos, lasañas y similares. Elige preferentemente quesos de cabra y oveja. En la ración correspondiente a cada uno, pero una ración de 30-40 g diarios puede ser muy interesante para casi todos, es muy interesante comer esa pequeña porción. Si te pasas, o sea, en exceso podría aportar un exceso calórico a tu dieta”, finaliza.

Así que ya sabes, a disfrutar, con mesura, del queso.

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