Lactancia materna y coronavirus. ¿Qué se sabe al respecto?

El ministerio de Sanidad del Gobierno de España ha hecho público un documento llamado 'Manejo de la mujer embarazada y del recién nacido con Covid-19' donde incluye información sobre la lactancia materna en mujeres infectadas con Covid-19.

Lo primero que nos indica es que las mujeres que se encuentren embarazadas no deben asustarse por el riesgo de infección a su bebé, ya que no existe una transmisión entre la madre y el niño, incluido el momento del parto.

Existen muy pocos datos disponibles de embarazadas afectas de COVID-19, y parece afectar más a hombres que mujeres.

Tampoco existe ningún síntomas que indique que las mujeres embarazadas tengan un mayor riesgo de contagio que el resto de la población.

¿Qué información podemos encontrar sobre la lactancia materna?

En el documento insisten en la importancia sobre los beneficios que la lactancia materna otorga, como el potencial paso de anticuerpos madre-hijo frente al SARS-CoV-2, por lo que el Ministerio de Sanidad recomienda la lactancia materna siempre que las condiciones clínicas del recién nacido y su madre así lo permitan, así como la consulta al médico y pediatra sobre cada caso de forma individual.

Por otro lado, la Sociedad Italiana de Neonatología recomienda el amamantamiento con medidas para la prevención de infección como son el uso de mascarillas, guantes, higiene de manos y en el caso de infecciones graves la extracción de la leche y el aislamiento entre el recién nacido y su madre.

Por último, la OMS recomienda mantener el amamantamiento tanto para casos de madres confirmadas como probables, siempre y cuando se mantengan medidas para la prevención de infección por microorganismos transmitidos por gotas y por contacto. Insistiendo en recurrir a la extracción de leche en los casos de infección confirmada.

Todos los organismos consultados recuerdan que no es necesario recurrir a la pasteurización de la leche extraída antes de administrarla al neonato.

Y por último, la decisión final sobre el tipo de alimentación del recién nacido deberá consensuarse entre la paciente y el equipo tratante, en base a los conocimientos científicos de cada momento y el estado de salud de la madre y el recién nacido.