EDUCAR NO ÉS FÁCIL

Diferencia entre castigo y consecuencia, la clave en la crianza respetuosa

La crianza positiva pone el foco en las consecuencias y no en los castigos, tras el mal comportamiento de un niño o una niña. Pero muchas veces, los padres y madres no tenemos clara la diferencia entre estas dos maneras de actuar.

Una madre regaña a su hija

Una madre regaña a su hijaFreepik

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En la crianza, todos hemos pasado por ese momento en el que nos sentimos frustrados y sin saber qué hacer cuando nuestros hijos se portan mal. La primera reacción puede ser el castigo: quitarles el móvil, enviarlos a su habitación o hasta lanzar un grito. Pero, ¿alguna vez te has preguntado si eso realmente les enseña algo? Hoy quiero compartirte la diferencia entre entre castigo y consecuencia, y cómo podemos educar desde el respeto y la consciencia, para que nuestros hijos aprendan de sus errores sin sentir miedo o vergüenza.

¿Qué es un castigo?

Un castigo es realmente una acción impulsiva a la mala conducta. Solemos usar el castigo para que nuestros hijos "aprendan la lección", pero la realidad es que muchas veces lo que generamos es miedo, enfado o frustración. Y aunque a veces parece que funciona (porque dejan de hacer lo que no queríamos que hicieran), el problema de fondo no se resuelve.

¿Por qué no son efectivos ni recomendables los castigos y premios a nuestros hijos?
¿Por qué no son efectivos ni recomendables los castigos y premios a nuestros hijos? | iStock

Los castigos más comunes que suelen aplicar los padres y madres son:

  • Quitar el móvil o la videoconsola por un tiempo determinado (unos días, una semana, un mes...).
  • Mandarlos a su habitación sin cenar.
  • Gritarles, sobre todo cuando los hijos no obedecen en el momento ocuando se ha tenido que repetir lo mismo muchas veces.

¿Por qué no debemos usar castigos en la crianza?

Si nos ponemos a reflexionar vemos que los castigos más comunes no están relacionados con la conducta que queremos corregir. A largo plazo, pueden afectar la relación con nuestros hijos y hacer que eviten comportarse mal solo por miedo, no porque realmente entiendan por qué deben actuar de otra manera.

Diferencia entre consecuencia y castigo

Las consecuencias, en cambio, son la manera de enseñar el impacto directo que tienen las acciones. Cuando una consecuencia está relacionada con lo que hicieron, les ayuda a entender por qué su comportamiento fue incorrecto y qué pueden hacer diferente la próxima vez. Y lo mejor es que lo aprenden sin gritos ni miedo, más bien a través de lógica y respeto.

Un padre con su hijo adolescente, que no quiere escuchar
Un padre con su hijo adolescente, que no quiere escuchar | Pexels

Ejemplos de consecuencias:

  • Si no cumplen con el tiempo límite acordado para el uso del móvil, la consecuencia puede ser sumar el tiempo de extra de uso (lo que se han excedido) y restarlo del tiempo del día siguiente. O quizá vean que se han quedao sin tiempo de uso para mañana. En este caso no es un castigo, aplicamos la lógica para que entiendan la importancia de cumplir acuerdos, previemente establecidos.
  • Si no recogen sus juguetes, la consecuencua podría ser que esos juguetes se guarden por un tiempo, enseñándoles que el orden es clave para poder disfrutan de ellos.
  • Si no hacen las tareas, la consecuencia es que, se les quita tiempo a sus "privilegios" para que tengan más oportunidad de hacer la tarea y de esta manera se organicen mejor.

Cómo aplicar consecuencias de manera efectiva

Normalmente sentimos que es más fácil castigar, pero te prometo que si aplicas consecuencias de manera constante y calmada, verás mejores resultados en el comportamiento de los hijos. Además, irás fortalecienco la relación con ellos sin que el miedo o la rabia entre en juego.

Aquí te comparto algunos tips que me han funcionado como mamá y asesora familiar:

1. Anticiparnos y establecer acuerdos

Antes de que ocurra una situación complicada, habla con tus hijos sobre las consecuencias lógicas de sus acciones. Esto les da claridad y seguridad.

2. Mantener la calma

Lo sé, a veces es difícil, pero si aplicamos las consecuencias con calma y firmeza (sin humillaciones ni castigos), tus hijos aprenderán mucho más.

3. Ser coherentes

La consecuencia debe estar relacionada con lo que hicieron mal. Si no hicieron las tareas, una consecuencia es que usen su tiempo libre para hacerlas, no tiene sentido quitarles el móvil una semana. Tal vez sí disminuir tiempo de privilegio en el móvil, cuando la causa haya sido el pasar demasiado tiempo en el dispositivo. Pero siempre debe tener relación el acto con la consecuencia.

Niñas jugando
Niñas jugando | Pexels

Por qué hay que aplicar consecuencias y no castigos

Sé que como padres y madres, podemos sentirnos tentados a castigar, pero los castigos generan más miedo que aprendizaje. Las consecuencias por otro lado, les enseñan responsabilidad, autocontrol y les ayudan a reflexionar sobre sus acciones. Además, nos permite construir una relación más cercana con ellos, porque no se sienten castigados o humillados, sino comprendidos y guiados.

Los errores de nuestros hijos son oportunidades para enseñarles algo, no para imponer el miedo. Cuando nuestros hijos se sienten respetados, sus cerebros están más abiertos a aprender y a cambiar comportamientos.

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