SALUD Y NUTRICIÓN
Estas son las ventajas de cenar pronto
En España comemos y cenamos tarde y lo de acostarse casi recién cenado no es nada aconsejable. Y por diversos motivos. Te contamos por qué deberías cenar antes y además en el vídeo te mostramos alimentos que no deberías cenar nunca.
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Entre toques de queda, cierre de restaurante y bares y otras medidas por la pandemia del coronavirus, parece más que evidente que, si queremos cenar fuera, por aquello sobre todo de echar un cable al maltrecho sector de la restauración, hay que hacerlo antes de la hora a la que lo hacíamos habitualmente antes de la pandemia.
Lo cierto es que en España, por unas razones u otras, comemos y cenamos más tarde que muchos de los países de nuestro entorno. Lo de la comida no es tan clamoroso, pero, ¡cenar a las diez de la noche o incluso más tarde! Solía ser habitual, antes de la pandemia, ver llegar a los restaurantes a gente que quería cenar a partir de las diez de la noche.
Si después de ingerir una cena, no digamos si es copiosa, pasan suficientes horas antes de irte a la cama, pase, pero no suele ser lo habitual: es decir, lo más común es que cenes y poco tiempo después, te metas en la cama. Y eso, aparte de no ayudarte en la dieta, puede provocar que duermas mal porque tu estómago aún está haciendo la digestión.
La solución es sencilla: cenar menos (si es que eres de cenas copiosas) y sobre todo, cenar antes. Una hora idónea sería en torno a las 20 o 20.30 horas, tampoco estamos diciendo que cenes a la hora de la merienda. ¿Qué ventajas tiene una cena temprana? “A cenar pronto se le asocian las ventajas del ayuno intermitente, debido precisamente a que aumentamos las horas de ayuno nocturno como es lógico. Tenemos menos sensibilidad a la insulina por la noche que por la mañana, esto significa que metabolizamos peor algunos nutrientes. Por eso, cenas copiosas y más si son tardías, no son muy saludables para la mayoría de la población. Por otro lado, la insulina alta antes de dormir, propiciada por cenar tarde, puede dificultar el descanso”, comenta la nutricionista Paloma Quintana.
En efecto, por la noche es más complicado procesar los alimentos, sobre todo algunos, como los ricos en carbohidratos, de hecho, si te excedes en este nutriente en la cena y lo haces de forma cotidiana, podría ser problemático a largo plazo.
Y una ventaja más: según un estudio llevado a cabo por el Instituto de Salud Global de Barcelona publicado en 2018 en la revista International Journal of Cancer, las personas que cenaban antes de las 21 horas, o que al menos, dejaban dos horas entre la cena y el momento de acostarse, tenían hasta un 20% menos de riesgo de sufrir cáncer de mama o de próstata en comparación con aquellos que cenaban pasadas las 22 horas o los que se acostaban inmediatamente después de cenar.
Así que ya sabes, la clave está en el reloj…
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