¡Date el gusto!
Con este truco conseguirás que la pasta engorde la mitad
Existe un sencillo gesto, facilísimo de aplicar, con el que podemos conseguir que la pasta engorde la mitad.
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No es la enésima engañifa difundida en Whatsapp o la típica ocurrencia de algún charlatán magufo, sino que lo dice un estudio de la Universidad de Oxford, que señala que la pasta engorda mucho menos, de hecho hasta la mitad, si la comemos al día siguiente fría o recalentada. Larga vida, pues, a las ensaladas de pasta veraniegas que acompañamos de vegetales y aceite de oliva, pues tienen numerosas ventajas que debemos aprovechar si queremos tener una dieta saludable y además mantener el peso adecuado.
Por un lado, la pasta es saciante gracias a su alto contenido en carbohidratos –y si son integrales, mejor que mejor– y por el otro podemos obtener todas las vitaminas necesarias de zanahorias, tomates, pimientos o cualquier otra verdura que le añadamos, proteínas si optamos por acompañarla de atún o bonito y las grasas poliinsaturadas y cardiosaludables que proporciona el aceite de oliva virgen. Una joya de la dieta mediterránea, pues, que además será moderadamente calórica si dejamos reposar la pasta unas horas en la nevera.
¿Por qué se produce este fenómeno? Cuando comemos pasta, el cuerpo la absorbe, al igual que cualquier carbohidrato, de forma similar al azúcar: libera una gran cantidad de glucosa de golpe, que a su vez genera una gran cantidad de insulina. Este súbito incremento de la glucosa hace que nos sintamos energéticos y saciados momentáneamente pero que, en cuanto la glucosa decae al poco rato, volvemos no solo a sentir hambre, sino probablemente a sentirnos fatigados y con necesidad de consumir más carbohidratos refinados. Este proceso se da también con alimentos que contienen este tipo de hidratos de carbono de absorción rápida, como el arroz blanco o la bollería (que además contiene azúcar). Su consumo continuado provoca que nuestro cuerpo habite en un constante ir y venir de hipoglucemias e hiperglucemias y sea una montaña rusa tanto energética como anímica, que conviene prevenir tomando siempre hidratos de carbono integrales, cuya absorción es lenta gracias a su alto contenido en fibra.
Pues bien, según la Universidad de Oxford, que a su vez se basa en una tesis realizada por la Universidad de Surrey, también en Inglaterra, al dejar enfriar la pasta su estructura interna cambia, generando lo que los expertos llaman un tipo de “almidón resistente”. Este funciona del mismo modo que la fibra y que los carbohidratos integrales, de modo que se absorbe de forma progresiva, sin provocar incrementos súbitos en los niveles de glucosa y evita que el organismo tenga que generar una gran cantidad de insulina.
En el experimento, además, los expertos de Oxford quisieron comprobar los efectos de la pasta recalentada, es decir comprobar si al recalentarla esta regresaba a su estado natural. Para ello, se reunió a tres grupos de voluntarios a los que se dio pasta fría, caliente y recalentada respectivamente durante unos días, exactamente la misma cantidad, y se analizaron los marcadores en sangre. La conclusión es que la pasta recalentada actúa exactamente igual que la pasta fría y que el organismo la absorbe como si fuese fibra.
Por otro lado, después de que Oxford llegase a estas conclusiones, un grupo de científicos del College of Chemical Sciences de Sri Lanka concluyó que ocurre exactamente lo mismo cuando se recalienta el arroz. Según esta investigación, cocinar arroz y posteriormente dejarlo enfriar hasta 12 horas (siempre dentro de la nevera) puede reducir su carga calórica hasta en un 60%. Esto se debe, como en el caso de la pasta, a la aparición del llamado almidón resistente durante el proceso de refrigeración. Como ocurre con la pasta, en el caso de que el arroz se recaliente una vez enfriado seguirá manteniendo ese almidón resistente, y por tanto reduciendo la carga calórica hasta en un 60%.
Es importante, no obstante, ser muy cuidadosas a la hora de manipular el arroz, puesto que es uno de los alimentos que causan un mayor número de intoxicaciones alimentarias cuando no se consume al momento, puesto que puede contener unas bacterias llamadas Bacillus Cereus, que sobreviven a algunos procesos de cocción. Los síntomas de la intoxicación son dolores de cabeza, náuseas, vómitos y dolores abdominales. Para evitar que esto ocurra es muy importante no solo mantener una buena higiene de manos y de cocina, sino también no dejar nunca el arroz a temperatura ambiente, enfriarlo siempre directamente en la nevera y almacenarlo correctamente en un recipiente hermético.
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