Tú, que creías haberlo visto ya todo...
Estos son los peores tipos de compañeros sexuales que vas a encontrarte
Cuando crees que ya lo has visto todo en materia de citas, aparecen ocho tipos de encuentros que a todas luces serán horrorosos si no los esquivas a tiempo.
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Todas las mujeres, en algún momento de nuestra vida, nos hemos escudado tras la manida expresión de “todos los tíos son idiotas” para terminar soñando despiertas con nuestro príncipe azul. Ese hombre perfecto que tiene un poco de Hugh Jackman y un mucho del Thor de la Pataky, pero que solo parecen existir en el cine o en Instagram. Luego despertamos, maduramos (algunas) y salimos de nuestro mundo de fantasía para descubrir que los tipos con los que salimos o nos acostamos no se parecen en nada a los que habíamos idealizado. Y ni tan mal, oiga.
Las citas son una especie de tiovivo. Una vez que te montas nunca sabes si subes o bajas, si te mareas o si quieres seguir dando vueltas a ver a dónde te lleva la cosa. Hay encuentros espantosos que acaban antes de empezar, otros en las que ves al príncipe azul desde que entra por la puerta y primeras veces que son pura conexión, tan fuertes como fugaces. Y todas ellas suman.
Acostarse con una persona es siempre una experiencia de aprendizaje. Al fin y al cabo, todos estamos atrapados en una comedia romántica cuyo espectro de personajes va desde los idiotas hasta los manipuladores, pasando por personas que merece, y mucho, la pena conocer. ¿Crees que ya te has encontrado con todos los protagonistas de tu película? Aquí tienes las ocho citas que has de esquivar a toda costa, aunque lo único que busques sea un rato de sexo.
El oso amoroso
Si eres de las que están activamente en contra de dar abrazos a las personas que no entran en tu círculo inmediato de amigos, lo más probable es que si un tipo te pide roce constantemente, ya sea directa o indirectamente, tu respuesta sea hacerle una enorme cobra o lanzarle una frase lapidaria del tipo: “Nunca he tenido la intención de darte un abrazo y probablemente nunca lo haré”. Porque tú sabes mejor que nadie que el abrazo de ese tío dura mucho más tiempo del necesario, apesta a desesperación, invade tu espacio vital, te pone en una posición incómoda y, sencillamente, resulta espeluznante. “No toques, ¿por qué tocas?”.
El de "lo siento, me quedé dormido"
Tranquila, todas lo hemos pasado por alto alguna vez. La escena es la siguiente: has estado hablando con un chico durante bastante tiempo y todo parece ir bien, hasta que deja de ir bien. Lo que comenzó como un sinfín de llamadas y conversaciones frecuentes se ha convertido en poco tiempo en desapariciones misteriosas y mensajes con excusas baratas, incluida la línea clásica de "lo siento, me quedé dormido". Ya sabes qué quiere decir esto: no tiene interés en ti, querida. Así de simple. Todos tenemos obligaciones, jornadas laborales de 18 horas y compromisos varios, pero si alguien está realmente loco por ti dibujará media hora más en su agenda, al menos para contestar a un mensaje. Si llegaras tarde a la oficina y le dijeras a tu jefe "lo siento, me quedé dormida", habría serias consecuencias, ¿no? Pues aquí lo mismo. Despedido.
El que te busca a deshoras
El que dijo que el amor romántico se había acabado debió recibir un “¿qué haces?” a las 2:34 de la madrugada. Si has estado en el limbo de las citas el tiempo suficiente, habrás recibido más de un mensaje como este. Todas sabemos lo que significa, pero para los no iniciados, este es el modus operandi más utilizado por un alma en celo que quiere averiguar si hay alguien despierto y tan caliente como él. Es el ‘chico de los jueves’, el mensajero nocturno que nunca hace planes para verte durante el día y, lo más peligroso, el que te confunde. Es el tipo de personas que consiguen que conviertas su atención puntual en amor romántico. Vuelta la mula al trigo.
No toda atención es buena. El mensaje no tiene nada de malo, especialmente si no estás interesada en desarrollar una relación emocional. Pero para algunas personas, es un ejemplo de cosificación que no entienden ni comparten. Te podría haber enviado un mensaje con un plan de sofá y peli, una cena tardía, pero en cambio te está incordiando a altas horas de la madrugada porque tiene ganas de sexo. Te está tratando como una opción de último momento y no como una prioridad. Si lo que buscas es una pareja, está claro: next.
“Ey, qué tal te va?”
¿Alguna vez has publicado una foto maravillosa en tu Instagram, solo para ver los guiños, las palmas y los “ey, qué tal te va?” que aparecen en tus mensajes directos? También sirve si has colgado esa misma foto en tu estado de Whatsapp con la esperanza de que la vean tus ex de hace unos años. Es una plaga que toma muchas formas diferentes. Normalmente todas estas expresiones van seguidas de un inicio de conversación para comprobar si sigues soltera y te pica la curiosidad. En la era de las redes sociales, estas son las herramientas que tenemos a nuestro alcance para tratar de reavivar una vieja llama o simplemente comprobar si aún está caliente. Pero no te hagas líos. No le interesa en absoluto lo que andas haciendo y probablemente no te eche de menos (lo sabes porque has estado en ese lugar también), pero subiendo esa foto se lo has puesto a tiro de piedra para retomar el contacto sin demasiado esfuerzo. Es un bucle en el que es muy fácil caer, así que si no te interesa ni para un polvo, no respondas.
El homófobo con amigos gays
Sí, estamos en 2019 y la homofobia sigue apareciendo donde menos te lo esperas. Afortunadamente hay muchas personas a las que no les importa la tendencia sexual de los demás y que no usan la excusa de "tengo un amigo gay, no puedo ser homófobo" cada vez que se les llama la atención por su falta de tacto. Si tu posible pretendiente ha ofendido a una persona homosexual de tu entorno y se excusa diciendo que tiene amigos “como él” que no se enfadarían nunca por algo así, es la muestra más clara de que estás ante un intolerante encubierto. Mantente alejada. Y esto también se puede usar para falsos racistas y feministas.
El agarrado
Hay personas tacañas que se estremecen con la factura del restaurante y luego están los que han apuntado el gasto en su hoja de Excel antes de que te pongas el abrigo. Habrá citas en las que el tipo en cuestión te lleve a cenar a un sitio cutre con la excusa de que es informal y divertido, mezquinos que no paren hasta que tú pagues la cuenta cuando han dicho que invitaban ellos (a veces sin necesidad de usar el truco de la tarjeta de crédito que no funciona), y espléndidos que parecen tener buffet libre en el restaurante de moda cada semana. Aquí está la cuestión: no siempre se trata de dinero porque la situación financiera de cada persona es diferente y, valga la redundancia, de cada persona. Pero es más probable que te sientas más cómoda hablando con un chico que es generoso y que se esfuerza por que la cita salga bien. Normalidad, por favor.
El sarcástico desafortunado
Ay, sarcasmo. Si eres bueno, bendito, si eres malo, no vuelvas a llamarme. Cuando empiezas a salir con alguien, puede ser difícil evaluar su humor a partir de la mordacidad que demuestra cara a cara, y especialmente complicado a través de mensajes de texto. Si no terminas de cogerle el punto a sus gracias puede ser por los nervios de las primeras citas, pero también puede haber algo más feo detrás de su socarronería que tu cuerpo sabiamente rechaza. Ya sabes de qué tipo de hombre hablamos. Aquel cuya ignorancia y declaraciones políticamente incorrectas están enmascaradas como humor y se enfada cuando no entiendes sus bromas. Normal. No eres gracioso, amigo.
El que te envía fotos de su pene no solicitadas
Eliminar para todos.
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