Un estudio revela la edad exacta en la que empezamos a envejecer

Hace un tiempo, en este artículo de NovaMás, estuvimos investigando cuál era la edad exacta en la que una persona dejaba de considerarse joven. Aunque no encontramos una única respuesta, vimos que la mayoría de organismos e instituciones fijan la edad límite entre los 25 y los 30 años. Pero, ¿qué hay de nuestro cuerpo? ¿A qué edad comienza a envejecer realmente? Un estudio realizado en la Universidad de Stanford arroja luz sobre esta cuestión, revelando que los signos del envejecimiento humano comienzan a ser notables alrededor de los 34 años.

El estudio sobre los niveles de proteínas

Por más que el Gobierno español o la Unión Europea nos digan que a partir de una edad somos demasiado mayores para considerarnos jóvenes, el estudio, publicado por el investigador Tony Wyss-Coray en la revista Nature Medicine, asegura que lo que importa son niveles de proteínas en la sangre.

Durante esta investigación se midieron los niveles de proteínas en muestras de sangre de 4.263 personas de entre 18 y 95 años, lo que permitió descubrir que muchas de estas variaban significativamente con la edad del sujeto. De hecho, se comprobó que con solo 373 de estas proteínas se puede adivinar la edad del paciente sin saberla, ya que pueden proporcionar información sobre su estado de salud.

Al finalizar este estudio, el equipo de la Universidad de Standford aseguró que el envejecimiento fisiológico no se produce de manera uniformemente, sino que consta de tres puntos de inflexión en los que los niveles de proteínas experimentan cambios repentinos. Esto ocurre en tres momentos distintos momentos de la vida, que son la adultez joven, la mediana edad avanzada y la vejez. Etapas que, por lo general, se dan a los 34, 60 y 78 años, con un margen de error de tres años.

La importancia de cuidarse

Otro hallazgo interesante del estudio es que algunos sujetos presentaban una edad cronológica distinta a su edad fisiológica, determinada por los niveles de proteínas en sangre. Estas personas, que gozaban de una salud excepcional, mostraban un envejecimiento mucho más lento que otros de su misma edad cronológica. Este descubrimiento subraya la importancia de llevar un estilo de vida saludable.

Para mantener una salud óptima y un envejecimiento más lento, es fundamental adoptar hábitos saludables: realizar ejercicio regularmente, mantener una dieta equilibrada y asegurarse de descansar adecuadamente. Aunque la genética juega un papel importante en el ritmo de envejecimiento, el cuidado personal también tiene un impacto significativo. Cuidar nuestro cuerpo no solo mejora nuestra calidad de vida a corto plazo, sino que también puede ayudar a mitigar los signos del envejecimiento a largo plazo.

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