SCROLL INFINITO
Una experta en educación: "Tu hijo no está enganchado móvil, está buscando conectar contigo"
Algunos adolescentes se pasan muchas horas delante de las pantallas, ya sea con el móvil o con los videojuegos. Detrás de ese comportamiento, hay algo más profundo.

Publicidad
Cada vez que escucho a un papá o una mamá decir con frustración: "¡es que no se despega del móvil!", me detengo y pregunto: ¿Con qué cree que está intentando conectar tu hijo?
Detrás de ese scroll infinito, de las risas con videos que ni entendemos o de las horas en juegos online, hay algo más que ocio o evasión. Hay una necesidad emocional. Y cuando los adultos la ignoramos, es como si tratáramos de arrancar la hierba sin mirar la raíz.
Aquí no se trata de justificar el uso excesivo del móvil, sino de entender qué lo está alimentando. Porque solo desde ahí podemos acompañar y guiar.

Tu hijo está buscando un refugio
Para muchos adolescentes, el móvil no es un simple dispositivo. Es un refugio, un escape, una forma de lidiar con emociones que a veces ni saben cómo nombrar. Es ahí donde no se sienten juzgados, donde pueden reír sin que alguien les diga que exageran, donde encuentran un canal para expresarse cuando el mundo físico les queda chico o les pesa.
Si tu hijo está más tiempo con el móvil que con la familia, no pienses solo en quitarle el aparato. Piensa: ¿Qué encuentra ahí que no está encontrando en casa, en sus relaciones o en sí mismo? Tal vez sea validación, calma, pertenencia, distracción frente a una tristeza que no ha dicho en voz alta. No siempre lo va a reconocer, pero está ahí.
¿Con qué intención usamos el móvil?
Hay adolescentes que pueden pasar una hora editando un video porque aman crear. Otros que hablan con sus amigos del otro lado del país porque ahí está su círculo real de contención. Y también hay quienes están atrapados en compararse, en consumir sin parar, en evitar el vacío interior.

Por supuesto que hay que estar atentos al tiempo de uso, pero no se trata solo de contar las horas que pasan ahí... Se trata, también, de mirar qué hay dentro de esas horas. ¿Tu hijo sale de su uso del móvil con más ansiedad, más frustración o más energía? ¿Se aísla por completo o también tiene momentos de conexión en casa? No respondas por él. Pregúntale. Escúchalo sin juicio.
Tus hijos necesitan conexión
Sabemos que poner límites es necesario, pero si esos límites no vienen acompañados de conexión, solo generan distancia. Un adolescente que se siente vigilado, pero no comprendido, se vuelve más hábil para ocultar, no para confiar.
Empieza por abrir espacios donde no todo sea una corrección. Dile: "No quiero hablar solo del móvil. Quiero entender cómo estás tú. Qué te gusta, qué te duele, qué te mueve". Y poco a poco, sin forzar, sin sermones, empezará a abrirte la puerta. Y ahí sí podrás acompañar, guiar, y poner acuerdos que tengan sentido, no solo imposición.
Padres y madres que estáis criando a adolescentes: vuestro hijo o hija no solo está pegado al móvil. Está buscando algo. Y tú puedes ser parte de lo que encuentre, si nos animamos a mirar más allá de la pantalla.
Publicidad