CASA LIMPIA
Guía para una limpieza profunda y organización de tu hogar
Tener la casa limpia es esencial para mantener un ambiente saludable y un bienestar personal. Cada cierto tiempo, hay que hacer una limpieza general y, para eso, se recomienda hacer un planning para que la tarea sea más productiva.
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Cada día hacemos lo básico para que nuestro hogar se vea limpio, mientras que semanalmente profundizamos un poco más en aquellas partes que hemos dejado pendientes. Pero de vez en cuando es necesario hacer una limpieza general y dedicar unas cuantas horas a dejarlo todo como los chorros del oro: habitaciones, cocina, baño, salón-comedor, despacho...
Es una labor que, seguramente, te dará mucha pereza hacerla, pero un hogar reluciente no solo mejora el aspecto de cada espacio, sino que es fundamental para la salud física y emocional. Una limpieza general ayuda a reducir la presencia de alérgenos, bacterias y otras partículas que pueden causar problemas respiratorios y alergias, y, por lo tanto, contribuye a un espacio más seguro y saludable.
Estas son las ventajas en el ámbito de la salud física, pero también tiene un impacto positivo en la salud mental y el bienestar emocional: tenerlo todo ordenado y limpio puede reducir el estrés y mejorar la concentración.
En otro plano más práctico, la limpieza es sinónimo de conservación: mantener los muebles, electrodomésticos y utensilios en buen estado contribuye a alagar su vida útil y puede evitar que se dañen y se deterioren, con lo que esto conlleva.
Limpiar en profundidad es una ardua tarea en la que toda la familia está involucrada (niños incluidos) y, por eso, requiere de una buena organización y planificación para que sea lo más eficiente posible. A continuación, te dejamos un ejemplo de plan de limpieza para que puedas seguir en tu casa.
Plan de limpieza general del hogar
Hay muchas maneras de organizarlo, aunque en este caso lo hemos dividido por estancias. Pero lo que tienes que hacer antes de nada es asegurarte de que tienes a mano todos los productos necesarios: escoba y/o aspiradora, fregona, guantes, limpiacristales, antigrasas, lejía, paños... Una vez has hecho el inventario y no te falta de nada, es la hora de empezar.
Se recomienda comenzar por donde, en principio, se necesita más tiempo y dedicación, ya que es donde más suciedad se puede acumular: la cocina y el baño.
- Cocina
Ve vaciando los muebles de almacenamiento a medida que los vayas a limpiar y coloca todos los objetos repartidos por la encimera. Cuando los estantes y alacenas estén limpios, vuelve a guardar todo en su sitio. Luego, limpia los electrodomésticos por fuera y por dentro y, por último, es el turno del fregadero y las encimeras.
- Baño
Para limpiar el lavamanos y la bañera o la ducha usa un líquido limpiador especial para baños y para los espejos y los vidrios, un limpiacristales. En el caso del inodoro, será más efectivo un desinfectante. Si tienes ducha, frota la suciedad acumulada en la mampara. No olvides pasar un paño por los azulejos y cambiar las toallas.
- Habitaciones
Primero saca el polvo de los muebles con un plumero y pasa una mopa por el suelo. Las ventanas, así como los espejos, límpialas con un limpiacristales. Tras ello, cambia las sábanas y fundas de las almohadas.
- Sala de estar-comedor
Aparta los objetos de los muebles y pasa el plumero o un paño para quitar el polvo. Si no te es muy complicado, no está de más apartar los muebles para barrer y limpiar lo acumulado detrás de ellos. Quita el polvo y la suciedad del resto del mobiliario (mesa, sillas, sofá...) y de los aparatos como el televisor. Aprovecha para lavar las cortinas y la fundan del sofá y de los cojines, si tienes.
Para acabar, acuérdate de barrer y fregar después de haber limpiado cada estancia.
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