TODOS LOS NÚMEROS ESTÁN EN EL BOMBO
Lotería de Navidad: por qué nos sentimos obligados a comprar décimos
La fiebre por comprar lotería de Navidad empieza ya en verano, donde en algunos lugares, sobre todo turísticos, empiezan a vender décimos de este sorteo tan tradicional. ¿Qué diferencia este sorteo de los otros? ¿Qué hace que nos sintamos obligados a participar?
Publicidad
Cada 22 de diciembre, la cantinela de los Niños de San Ildefonso inunda los hogares, los bares y los puestos de trabajo donde la gente espera con ganas que su número sea premiado con el Gordo (o al menos con la pedrea).
Esta tradición tan navideña como los turrones, los polvorones, el pesebre y el árbol de Navidad genera ilusión en miles de personas en nuestro país, que acuden a las administraciones de lotería a comprar algún número "por si toca". Ya sea un décimo solo para ti, uno compartido con amigos, familiares o compañeros de trabajo, o comprar una participación del equipo de fútbol de tu hija, la esperanza que toque algo siempre está.
Precisamente, este "por si toca" es uno de los motivos por los que la gente compra lotería, tal y como concluye un análisis psicológico realizado por los especialistas del Grupo Top Doctors.
¿Por qué compramos tantos décimos de lotería de Navidad?
Este pensamiento que hemos mencionado ahora es la respuesta a la ansiedad anticipatoria, es decir, "el miedo a algo que no existe o que no va a ocurrir", explica Irene Giménez, especialista en Psicología en el Institut Dra. Natalia Ribé, de Barcelona.
Cuenta también que los motivos por los que compramos lotería son siempre "emocionales y poco racionales", como la obtención de placer inmediato y la liberación de dopamina. Si lo mirásemos "desde un punto de vista racional y de probabilidades, no jugaríamos nunca", añade.
Y todo esto, ¿cómo se refleja en el cerebro? Según el Dr. Sergio Oliveros Calvo, especialista en Psiquiatría, "una extensa e influyente área de nuestro cerebro sigue basada en el pensamiento mágico", es decir, ligada a creencias y supersticiones. Estas son características que hacen de la lotería de Navidad un fenómeno social que no tienen otros sorteos: "Hoy disponemos de otras loterías que ofrecen premios mucho más cuantiosos y, sin embargo, carecen de los rituales y los efectos sociales que provoca la lotería navideña".
Una de estas supersticiones que comenta el doctor es el hecho de compartir el número por la "creencia mágica de que eso incrementa la probabilidad de éxito" y cuando hay alguien que se desmarca de participar, la presión de su entorno es tan fuerte que al final acaba cayendo, ya que "la creencia sostiene que si un miembro no participa en el sorteo provoca que a los demás del grupo no les toque". Por lo tanto, podemos decir que el otro motivo que nos alienta a comprar lotería es por no saber decir que no.
¿Qué pasa si nos toca el Gordo?
Si somos de los afortunados que nos toca el premio máximo, hay una serie de recomendaciones psicológicas que hay que seguir para que la euforia y la alegría no nos desborden.
Giménez alerta que al cabo de tres días del sorteo, "comienza a salir un estado de desrealización". Por eso, recomienda no anunciar a los cuatro vientos que nos ha tocado la lotería, seguir "durante un tiempo" con nuestra vida personal y profesional como hasta ese momento y adaptarse a la nueva realidad progresivamente.
¿Y si no nos toca nada?
Por el contrario, si no tenemos la suerte de que nuestra cuenta corriente se incremente sustancialmente, volvemos a tener los pies en el suelo y pensamos en las pocas probabilidades que había, es decir, "volvemos al pensamiento racional".
Con respecto a aquella gente más supersticiosa, Giménez asegura que optan por buscar motivos como "no era un buen número" o "no los compramos todos".
Publicidad