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Mas deporte, la clave para que tu hijo saque mejores notas

Las actividades extraescolares son un salvavidas para muchas familias al permitir una mejor conciliación familiar mientras los niños practican actividades útiles para su desarrollo.

Jóvenes en el vestuario deportivo

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Las actividades extraescolares son un salvavidas para muchas familias al permitir una mejor conciliación familiar mientras los niños practican actividades útiles para su desarrollo. Uno de los ámbitos con mayor oferta es el deportivo: actividades como el fútbol, baloncesto, la natación, el baile, o la gimnasia deportiva suelen gustar mucho a los niños y motivarles a asistir.

Sin embargo, cuando los pequeños empiezan a sacar malas notas, suele tomarse una pésima decisión: desapuntarles del deporte o reducir el número de días que lo practican para dedicárselo al estudio. Independientemente de sus calificaciones, la actividad física incrementa la probabilidad de que saquen mejores notas.

El deporte favorece la motivación

A todos nos gusta tener momentos divertidos a lo largo de la semana. Si nos centramos únicamente en el trabajo o los estudios sin disfrutar de nada de ocio, es probable que nuestro ánimo decaiga y, con ello, nuestro rendimiento.

Esto que nos sucede a los adultos tiene una mayor repercusión en los niños, porque están en un periodo de maduración y aprendizaje continuo. Tener actividades que les motiven ayuda a alcanzar un equilibrio entre obligaciones y ocio. Se les da la posibilidad de distraerse y evadirse de las obligaciones.

¿Cuánto deporte tienen que practicar los hijos?

La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda a los niños y adolescentes de 5 a 17 años cumplir con estos tiempos de actividad como poco:

  • Ejercicio aeróbico de intensidad media-alta: 60 minutos al día.
  • Ejercicio aeróbico de intensidad alta: 3 días a la semana.
  • Ejercicio de fuerza: 3 días a la semana.

Con estos mínimos ya se consiguen beneficios cognitivos que mejoran el rendimiento académico, junto con la salud física, mental y metabólica. Hay que tener en mente que esta es la cantidad de deporte mínima a realizar. Incluir mayor a la semana consigue que estos beneficios también aumenten.

Niños y niñas con su entrenador deportivo
Niños y niñas con su entrenador deportivo | Pexels

Cómo y cuánto deporte hay que practicar

Además de las recomendaciones de la OMS, una revisión de 376 artículos de investigación (https://revista-apunts.com/actividad-fisica-y-rendimiento-academico-en-la-infancia-y-la-preadolescencia-una-revision-sistematica/) se suma a este convencimiento de que el ejercicio físico es eficaz para mejorar las notas. Entre sus resultados es importante destacar:

  • Intensidad y duración: A mayor intensidad y duración se observan mejoras más acentuadas del rendimiento académico. Más aún si se incluyen actividades de motricidad gruesa.
  • Tareas que requieren concentración: No solo es importante hacer más ejercicio en las actividades extraescolares, sino también durante las actividades escolares. Aquellos programas formativos que incluyen juegos y descansos activos favorecen la motivación y reducen el estrés académico. Consiguen con ello una mayor eficiencia para concentrarse y hacen más amenas las tareas.
  • Tiempo dedicado a una intensidad media: Estas investigaciones van más al detalle con respecto al cuánto, y especifican que hay que hacer mínimo 150 minutos a la semana de ejercicio aeróbico e intensidad media para conseguir efectos cognitivos positivos.
  • El deporte en equipo es mejor: El deporte elegido también es clave porque no es lo mismo hacer un deporte individual como correr, que un deporte colectivo como el baloncesto. Todo deporte es bueno para mejorar las notas, pero los deportes que requieren trabajo en equipo y jugar contra adversarios produce mejores efectos cognitivos positivos. Esto es así porque implica un mayor número de estímulos y razonar y seleccionar decisiones de forma rápida.

Por lo tanto, además de cumplir los mínimos de actividad semanal, es necesario que exista una prescripción adecuada. El grado de activación del organismo provoca una mayor o menor irrigación del cerebro y, con ello, la producción de endorfinas.

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