Esto es lo que aporta
¿Es mejor el sexo con un hombre feminista?
Un estudio de 2017 confirmaba que las mujeres homosexuales tenían más orgasmos que las mujeres heterosexuales. ¿El motivo? Que no se trataba tanto de una cuestión de orientación sexual, sino de prestar más atención al clítoris que a la vagina, o de tener mayor capacidad de comunicación para abordar, sin miedo ni prejuicios, qué es lo que más gusta hacer en la cama.
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Es decir, que parece ser que el verdadero secreto para disfrutar más de la vida sexual no está en una postura o un punto mágico, sino en abordar la sexualidad con una perspectiva más abierta y, en este caso, más feminista.
Porque que la mujer se sienta empoderada para hablar de lo que le gusta, o que tanto ella como su pareja conozcan cómo es realmente el clítoris y cómo estimularlo, para poder tener vida sexual más allá de la penetración, también tiene que ver con el feminismo. Entonces, en el caso de una mujer heterosexual, ¿sería posible disfrutar más del sexo con un hombre feminista?
“En un mundo en el que la sexualidad de las mujeres ha sido no solo invisibilizada sino penalizada, la consecuencia es que un porcentaje enorme de mujeres viven en conflicto con su placer y su sexualidad. En el caso de compartirte con hombres, hacerlo en un espacio seguro, donde se tenga en cuenta tu placer y donde te sientas libre para explorar y descubrir, es clave”, aporta Sonia Encinas sexóloga y coach de mujeres.
Pero, ¿qué es un hombre feminista? Encinas lo define como aquel que “ lucha junto a las mujeres por conseguir que vivamos en una sociedad donde reine la igualdad de derechos y oportunidades y donde se respeten las diferencias, sin usarlas para discriminar a quien no encaja en los mandatos de género (identidad, orientación sexual...)”.
Siendo esto así, cabe pensar que a nivel de convivencia de pareja también es aquel que entiende un reparto justo de los cuidados, mimos, tareas domésticas y responsabilidades con los hijos, lo que por ende, se traduce en menos conflictos que impidan tener ganas de ir juntos a la cama.
Igualmente, Encinas explica que no solo se trata de una relación más igualitaria, sino también más satisfactoria para ambos. En el caso de las mujeres, porque cabe pensar que un hombre con verdaderos valores feministas “está en posición de escuchar a su pareja sexual -tanto lo que dice con palabras, como lo que dice su cuerpo-, con una nueva empatía y sensibilidad, que le llevan a cuidar y disfrutar del placer ajeno”. Es lo que denomina “la erótica del buen trato”.
Pero también supone una mayor satisfacción sexual para ellos, y es que el machismo también tiene que ver con la forma en la que los hombres vivencian su sexualidad. Así, esta suele estar centrada básicamente en el pene y en el acto de la penetración, viéndose constantemente presionados por medidas y cifras como el tamaño del falo a modo de competición, el tiempo que tarda en tener una erección o una eyaculación, o incluso el número de veces que es capaz de tener un coito durante una noche, en vez del número de orgasmos que ambos son capaces de alcanzar, sea de la forma que sea.
“El sistema patriarcal construye una sexualidad que gira entorno a la reproducción, con unos valores muy tradicionales empapados de la cultura de la religión y, de ahí, heredamos el coito como práctica sexual ‘de verdad’, aunque así, se pierden maravillosas experiencias de placer que están en todo su cuerpo”.
Si se rompen estos estereotipos y se libera esa presión sobre la sexualidad de cada uno, el resultado es “una posición de búsqueda y descubrimiento, de curiosidad y ganas de aprender. Y esto es clave para vivir una sexualidad rica, variada, diversa, divertida, placentera... y no monótona y rutinaria”, concluye.
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