ALERGIAS EN NIÑOS
¿Es lo mismo la alergia a proteína de leche de vaca que la intolerancia a la lactosa?
Las alergias alimentarias van en aumento y, dentro de ellas, la alergia a la leche en los niños. Pero no siempre los padres tenemos claros los conceptos. Vamos a darte unas pequeñas pinceladas sobre el tema.
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¿Qué es la alergia a la proteína de leche de vaca?
Es una reacción de hipersensibilidad a alimentos mediada por el sistema inmune, que vuelve a ocurrir al volver a exponer al niño a ese alimento. En nuestro caso, la proteína de la leche de vaca. ¿Qué diferencia hay con la intolerancia a la lactosa? La lactosa es el azúcar de la leche y que puede tolerarse o no desde el punto de vista digestivo. Pero no te líes, la alergia no se desarrolla frente a un azúcar, sino frente a una proteína.
El “problema” viene en que no siempre esa alergia se manifiesta como conocemos la clásica alergia. La alergia se produce por dos mecanismos:
1. Reacciones mediadas por la inmunoglobulina E (IgE) o inmediatas. Son las que comienzan rápidamente tras la ingesta. Vamos, la clásica alergia alimentaria.
2. Reacciones no mediadas por la IgE o tardías, en las que los síntomas pueden aparecer horas o semanas tras la ingesta. Aquí hay un espectro muy amplio de trastornos que afectan al niño desde el punto de vista digestivo. A esto antes se le conocía como intolerancia a proteína de leche de vaca o IPLV.
Vale, ¿y qué le notarás a tu bebé si tiene alergia a proteína de leche de vaca?
Veremos desde vómitos, aumento de las regurgitaciones, episodios de irritabilidad, rechazo de las tomas, diarrea, estreñimiento, estancamiento en el peso o la talla a aparición de sangre en las cacas. Como los síntomas son muy variables, no debes hacer pruebas en casa. Consulta con vuestro pediatra, que os oriente.
¿Qué relación tiene la alergia a proteína de leche de vaca con distintos problemas infantiles?
1. Estreñimiento: Si tu hijo es estreñido, no pienses que es debido a este motivo como primera opción. Lo primero que habría que revisar es la ingesta de fibra de tu hijo.
2. Enfermedad por reflujo gastroesofágico: Parece que las leches hidrolizadas que se utilizan para los niños con alergia a proteína de leche de vaca podrían conseguir, en algunos de ellos, un vaciamiento del estómago más rápido y mejorar los síntomas.
3. Cólico del lactante: Hay algunos estudios (https://www.cochrane.org/es/CD011029/BEHAV_cambios-en-la-dieta-para-el-colico-infantil) que sugieren que usar fórmulas hidrolizadas o quitar la leche de vaca de la dieta de la madre en bebés que toman leche materna podrían ser beneficiosos. Pero parece que sería beneficioso para pocos bebés.
¿Es necesario hacerle alguna prueba a tu hijo para confirmar su problema?
Lo más normal es que no, en el caso de la alergia tardía que da síntomas digestivos. En la “clásica” o inmediata sí que es más frecuente.
¿Y cuál es el tratamiento de este problema?
Si al bebé lo que le sienta mal es la proteína de la leche de vaca, está claro que debemos excluirla. ¿Cómo lo alimentamos entonces?
1. Bebés alimentados con leche materna exclusivamente. Su mamá deberá dejar de tomar leche de vaca y sus derivados.
2. Bebés alimentados con leche de fórmula. Esa leche de fórmula se debe sustituir por una fórmula extensamente hidrolizada. En ella, esa proteína que le sienta mal al bebé, se “parte” en unidades más pequeñas. Son leches que tiene que recetarte tu pediatra.
3. Para niños que siguen con el problema cuando son mayores, la bebida de soja fortificada con calcio es la mejor opción. Cuidado con el uso de leche de otros mamíferos, ya que es bastante frecuente que haya una reacción cruzada por su alta similitud.
Una duda que os suele surgir a las familias también es el tema de la ternera. Tranquila, la mayoría de niños pueden comer ternera cuando empiezan con la alimentación complementaria.
Tranquila, que esto no suele es algo para siempre. Será tu pediatra, que es quien mejor conoce a tu hijo, quien te indique el mejor momento para intentar la reintroducción de la proteína y cómo hacerlo. Pero piensa que muchos bebés a partir de los 12 meses la toleran y pueden llevar una alimentación completamente normal el resto de su infancia.
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