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Mycoplasma genital, la nueva enfermedad de transmisión sexual de la que debes preocuparte

Se trata de una bacteria que se transmite por las relaciones sexuales y puede afectar al aparato genital tanto de hombres como de mujeres”. Su principal problema es que es difícil de detectar por el paciente.

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ETSiStock

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“Un reciente estudio llevado a cabo por investigadores británicos afirma que la tasa de infección por mycoplasma genital ha crecido más de lo esperado”, con estas palabras Marta Agenjo González, ginecóloga de la Unidad de Patología Vulvo Cervical del Hospital Universitario Sanitas La Zarzuela, explica por qué esta infección de transmisión sexual ha empezado a hacerse conocida y a llamar la atención de los especialistas, despertando incluso cierta alarma.

Según datos de un estudio realizado en Madrid en 2015, en 359 muestras de orina procedentes de una población general con síntomas de infección de transmisión sexual, se encontró una prevalencia media de un 3,34% de mycoplasma genital, lo que llevaba a concluir que “la prevalencia obtenida muestra que es un patógeno a considerar en nuestro entorno”. Otro dato significativo es que en varones la prevalencia fue del 6,62%, mientras que en mujeres era del 0,96%.

Tal y como la define Agenjo González, se trata de “una bacteria que se transmite por las relaciones sexuales y puede afectar al aparato genital tanto de hombres como de mujeres”. Su principal problema es que “es difícil de detectar por el paciente, porque muchas veces no presenta síntomas y además es resistente a múltiples antibióticos”. Estas características provocan que se trate de una infección más difícil de diagnosticar y, precisamente por ello, que se pueda extender de forma más rápida a la población, ya que las personas que la tienen no son conscientes de que están traspasándola.

Sin embargo, las medidas de prevención ante la misma son bien sencillas: utilizar preservativo. Y no solo utilizarlo, sino hacerlo bien, es decir, desde el inicio del contacto genital, hasta el final, y poniéndolo correctamente para evitar roturas.

En este sentido, la ginecóloga insiste que “los pacientes más vulnerables son los que no utilizan preservativo, los que tienen múltiples compañeros sexuales o los que padecen alguna otra infección de transmisión sexual”. De esta forma, opina que “es fundamental que si la mujer conoce que algún compañero sexual padece la infección o presenta alguno de los síntomas acuda a una revisión ginecológica para un posible tratamiento”.

Diferentes ETS
Diferentes ETS | iStock

A este mismo respecto, la experta señala que en el caso de presentarse algún síntoma, en la mujer estos podrían ser: dispaurenia (dolor al mantener relaciones sexuales), disuria (molestias al orinar), dolor pélvico o presentar un flujo vaginal con olor fuerte. “Además, podría afectar las trompas de Falopio originando una enfermedad inflamatoria pélvica e incluso producir infertilidad en la mujer”.

Una superbacteria resistente

Respecto al diagnóstico, la ginecóloga añade que se ha de realizar “un exudado vaginal y endocervical”. La complicación se encuentra nuevamente en el tratamiento, puesto que “debido a la resistencia que presenta a varios antibióticos es importante contar con un antibiograma que indique cuál es el adecuado para usar como tratamiento”.

En concreto, tal como se señala en el estudio realizado entre la población madrileña, en el 20% de los casos detectados, la bacteria era resistente a los macrólidos, una familia de antibióticos comúnmente usado en este tipo de infecciones.

De hecho, un trabajo sobre la resistencia antibiótica en España al mycoplasma genital realizado este 2018 insistía en “la necesidad de una respuesta efectiva a este problema emergente”.

No solo en España, Michelle Roberts, editor de salud de la BBC, advertía de que esta “infección poco conocida de transmisión sexual podría convertirse en la próxima superbacteria a menos que las personas se vuelvan más vigilantes”. Igualmente añadía que si bien las cifras de resistencia a macrólidos alcanzan el 40% en Reino Unido, “un antibiótico macrólido particular, la azitromicina, todavía funciona en la mayoría de los casos”.

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