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Es más común de lo que piensas

Ojo, puede que ese chico tenga el Síndrome de SIMON

Soltero, inmaduro, materialista, obsesionado con el éxito y narcisista. Cada vez aumentan más los hombres que con este síndrome, que no se diferencia mucho de la simple fobia al compromiso.

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Cuanto tienes 20 años las citas son sin mayores pretensiones que las de pasar un buen rato. Puede que te apetezca algo más serio si la persona te gusta, o puede que prefieras no atarte a nadie por el momento. Pero cuando cruzas la barrera de los 30, la perspectiva empieza a cambiar. Y no, no es que estés deseando casarte y tener hijos, pero sí conocer a alguien con quien estar bien y a gusto, para variar, en vez de ir de una relación a otra continuamente. Algo que en un momento puede parecer divertido, pero que también puede ser algo agotador emocionalmente.

Sin embargo, los chicos que conoces, pese a pasar también de los 30, y largos, parecen no tener ningún plan de futuro y huyen del compromiso igual que los que conociste con 18. Puede que la excusa de “es que no quiero nada serio”, sea que realmente no lo quiere contigo, o puede que tenga verdadera fobia al compromiso. De hecho, los expertos han catalogado recientemente a este tipo de chicos, que se sitúan entre los 28 y los 38 años, como hombres con el Síndrome de SIMON.

No se trata de que haya un Simón famoso por su miedo al compromiso, sino que las siglas del nombre son las que definen este tipo de conductas: solteros, inmaduros emocionalmente, materialistas, obsesionados con el éxito y narcicistas. Es decir, que se trata de hombres que pese a tener edad de “sentar la cabeza”, se consideran muy jóvenes para hacer planes de futuro, por lo que prefieren invertir su tiempo en conocer diferentes mujeres sin centrarse en ninguna, y gastan todo su dinero en ocio, ropa y viajes, sin pensar en ahorrar para el mañana. Puede que vivan solos o con sus padres, pero su única prioridad son ellos mismos, y triunfar en su carrera profesional.

Como explica la psicóloga Sonia García, no hay un perfil determinado de persona que tenga tendencia a este síndrome. Así, se pueden dar características como “Dificultad en la gestión de emociones o inmadurez emocional, experiencias traumáticas en relaciones con figuras femeninas en la infancia (relaciones difíciles con sus madres), así como preferencias por el cambio y lo novedoso, huyendo de la estabilidad”.

Hombre joven
Hombre joven | iStock

Asimismo, la experta añade que aunque este síndrome hace referencia sobre todo a los hombres, la realidad es que “Puede afectar a cualquier persona independiente del género”. Sin embargo, si se da más en hombres es porque “Culturalmente se ha considerado que la figura del ‘picaflor’ pertenece más a ellos y que la estabilidad y el hecho de formar un hogar estable es más propio de nosotras”, algo que sin duda condiciona.

Teniendo en cuenta que los especialistas han ido detectando más casos de este tipo en consulta, queda por saber cómo es posible darse cuenta de que ese chico que nos gusta podría tener este síndrome, para evitar tener falsas expectativas. “Podría detectarse prestando atención a algunas señales: un largo historial de relaciones amorosas que rompen cuando empiezan a ser estables, evasivas a hablar de futuro o proyectos comunes en pareja, pensamiento prácticamente individualista en cuanto a planes, falta de empatía, dificultades para gestionar emociones, incomodidad notoria ante la falta de control de las situaciones y una personalidad un tanto ególatra”.

Respecto a la idea romántica de “conmigo va a cambiar”, la realidad es que el cambio solo es posible si la propia persona así lo quiere y lo decide. En este sentido, la experta añade que sí que es posible trabajar ese miedo al compromiso, ya que “Se trata principalmente de miedos, experiencias, relaciones y emociones enquistadas que pueden trabajarse en terapia con el objetivo de aprender a establecer relaciones de pareja sanas y satisfactorias”. Sin embargo, más que poder, se trata de querer, ya que “Muchas personas se sienten cómodas así o al menos creen que así están bien”, y ante eso es mejor tener claro si buscamos lo mismo, o si lo mejor es dejarlo correr.

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