SALUD MENTAL EN LA INFANCIA
¿A partir de qué edad se pueden llevar los niños al psicólogo?
Es fundamental que las familias y los educadores velen por la salud mental de los más jóvenes desde una edad temprana.
Publicidad
Los niños son un colectivo vulnerable del que tenemos que tener especial cuidado. Su bienestar emocional depende en gran medida de la salud y la felicidad de los adultos que están a su cargo.
Tenemos que saber darles las herramientas necesarias para que sean capaces de manejar sus emociones y hacer frente a los cambios situacionales que les depara el futuro. Solo de este modo podemos prevenir que en la edad adulta desarrollen alteraciones de comportamiento y se agraven los problemas de salud mental.
Lo importante es la problemática y no la edad
Hay especialistas en psicología de edades muy tempranas -de 0 a 6 años-, por lo que la comunidad científica está de acuerdo en que la edad no es un criterio válido para buscar ayuda psicológica, sino que la problemática a tratar es en lo que nos debemos fijar para pedir ayuda al especialista.
A través de la observación debemos discernir si el problema adquiere la categoría de urgencia -como pueden ser problemas de salud mental heredados, conductas autolesivas o trastornos en la alimentación- o no requieren una atención inmediata, como por ejemplo situaciones que pueden surgir a raíz de un cambio de escuela, traslado de casa o la llegada de un miembro más a la familia.
Señales que indican la necesidad de ayuda psicológica
Desde que un bebé llega al mundo, los adultos de su entorno tenemos que estar pendientes de sus necesidades y de que su desarrollo sea el adecuado para su edad.
El primer año de vida es durante el cual el cuerpo humano más evoluciona y los cuidadores de un bebé deben estar alerta a que evolucione conforme su edad: la adquisición de los primeros hábitos -de higiene y alimentarios-, las capacidades comunicativas -la gestualidad y el desarrollo del habla-, etcétera.
Es importante que no haya retrocesos permanentes -como el control de esfínteres o el mutismo- o cambios emocionales -como episodios de depresión, ira o ansiedad- que perduren más de tres meses.
A medida que los niños van creciendo debemos de estar más pendientes si cabe para poder identificar periodos de nerviosismo, agresividad, aislamiento, abuso de tecnologías, autolesión o tendencias suicidas.
Busca de ayuda psicológica
Cuando los cuidadores, ya sea en la escuela o en casa, han identificado un patrón de conducta delicado, lo más aconsejable es pedir ayuda a un profesional de la psicología infantil, que suele estar especializado en el tratamiento de conductas, pensamientos y emociones de los más pequeños.
Los centros escolares suelen tener este tipo de apoyo en el claustro; profesionales que reconocen las necesidades de cada pequeño -que muestran, por ejemplo, indicios de fracaso reiterativo o dificultades en el aprendizaje derivados de déficit de atención o hiperactividad- e intentan ayudar a los niños, a los educadores y a las familias a identificar el problema y utilizar diferentes herramientas para gestionarlo.
No obstante, no hay una terapia tipo, cada profesional adapta el tratamiento a la problemática del niño, su carácter, sus necesidades y su contexto socioeconómico. Se aborda de forma personalizada y se enfoca desde una perspectiva multidisciplinar.
TAMBIÉN TE PUEDE INTERESAR...
Estas son las consultas que más llegan a los psicólogos online.
Publicidad