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Secuelas

He pasado la COVID-19, ¿va a afectar a mi sexualidad?

Los expertos recomiendan más piel con piel, con una vida sexual menos demandante de actividad física.

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Cuando se habla de sexo y coronavirus, todo el mundo hace referencia a la posibilidad de contagiarse, por ejemplo, a través de un beso. Lo que olvidamos es que en esta primera ola son muchas las personas que han pasado por la enfermedad, y que no saben cómo afrontar ahora su sexualidad. ¿Puedo seguir contagiando tras superar la enfermedad por el semen o la saliva? ¿Tiene secuelas la COVID-19 en mi sexualidad?

Respecto a la primera pregunta, la respuesta es que el uso de preservativo debe seguir siendo vital tras superar la COVID-19. Según los últimos estudios publicados, en el semen de un paciente en recuperación mantiene la probabilidad de infectar a otros”. Por eso, mientras se encuentra más información respecto a cuánto tiempo vive el coronavirus en el semen, siempre será mejor tomar precauciones.

La otra cuestión que también está por resolver es saber cuáles son las consecuencias de la enfermedad a largo plazo. Si bien depende de los casos, el propio Fernando Simón, director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, explicaba recientemente en una de sus ruedas de prensa que además de efectos psicológicos y respiratorios, podrían también aparecer problemas renales y cardiovasculares. ¿Hay que tomar entonces precauciones especiales?

“No más que en otro tipo de convalecencias, donde también se pueda ver afectada la esfera sexual, desde el deseo, hasta la excitación”, aclara Carlos San Martín, coordinador del grupo de Sexología de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria. Pese a ello, hay personas que ya tenían una salud más frágil y han podido sentir la misma se ha desestabilizado tras pasar por la COVID-19, más si han pasado tiempo encamados o en UCI. “En estos casos la recomendación sería buscar un modelo de sexualidad menos demandante de actividad física”.

Sexo
Sexo | iStock

El experto se refiere, principalmente, a casos en los que haya riesgo cardiovascular, incluso si se trata de un caso de hipertensión arterial desestabilizada; alguna patología respiratoria previa que se ha visto agravada por el coronavirus, como puede ser un caso de EPOC, o incluso procesos alérgicos, de asma o de rinitis. “Estas personas pueden ver que les cuesta más estar en su línea de base, que se han desestabilizado y, por ello, es un buen momento para buscar opciones de placer que no requieran un esfuerzo físico, porque para practicar la piel con piel, no hace falta tener ninguna condición física específica, solo basta la piel y la boca”.

La solución es la misma que en cualquier otro caso de dificultad sexual: aparcar la obsesión por el coito durante el rato, y dejarse llevar por el placer de acariciarse y darse mimos.

Aunque el gran problema de las personas que han superado la COVID-19 suele estar más en la cabeza que en el propio cuerpo. Mucho tiempo aislados en soledad, con la incertidumbre de la situación, mucha tensión acumulada… Acaban pasando factura en todos los sentidos. Para empezar, las ganas de intimar seguramente no sean las de antes. “No va a ser extraño que aparezcan conflictos en la pareja relacionados con este estrés mantenido en el tiempo”, insiste el médico de Atención Primaria.

Para ello, de nuevo la receta es dejar de obsesionarse con el sexo, entender que en este tiempo todo es un poco diferente, y que no pasa si necesitamos más tiempo para volver a intimar y reencontrarnos, tanto en pareja como a nosotros mismos.

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