PSICOLOGÍA
¿La personalidad se hereda?
Todo lo que necesitas saber sobre la personalidad: ¿Es pura genética o podemos hacer algo para cambiarla?
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"Yo es que soy así”. Esta frase transmite un mensaje derrotista en el que no podemos cambiar por mucho que queramos. Parece que sostiene que la genética lo es todo con respecto a la personalidad y a la conducta.
Sin embargo, cabe preguntarnos si eso es cierto: ¿No podemos cambiar? ¿Estamos sometidos a nuestra genética? Veámoslo en este artículo.
Qué es la personalidad
El término “personalidad” es uno de los más utilizados tanto en el ámbito cotidiano como en el ámbito científico. Sin embargo, como ocurre con muchos términos de la psicología, no existe una definición compartida. Algunas definiciones serían las siguientes:
- Eysenk (1947): La personalidad es la suma total de los patrones de conducta, actuales o potenciales de un organismo, determinados por la herencia y el ambiente.
- Mischel (1976): La personalidad es la suma de los patrones típicos de conducta (incluidos emociones y pensamientos) que caracterizan la adaptación del individuo a las situaciones de la vida.
- Guilford (1959): La personalidad es el patrón único de rasgos.
- Pelechano (1995): La personalidad es lo que identifica a un sujeto a lo largo del ciclo vital.
Características de la personalidad
Es importante tener en cuenta que la personalidad es un proceso activo que va evolucionando. Dentro de ese proceso, las personas vamos reaccionando, pero también emitiendo respuestas proactivas. Por tanto, la personalidad es tanto reactiva como proactiva.
- Reactiva: emitimos respuestas en función de los estímulos o situaciones a las que nos expongamos y cada uno de nosotros responderá de una forma distinta. Estas respuestas dependen siempre del contexto.
- Proactiva: nuestra personalidad no solo nos lleva a responder de una forma concreta, si no que también nos aporta la capacidad para organizar nuestra conducta independientemente de los estímulos alrededor.
Por ejemplo: cuando las personas rompen con su contexto creando arte, riqueza o elaboran nuevas organizaciones están actuando con la parte proactiva de su personalidad. En cambio, los niños actúan de una forma más reactiva que proactiva. En parte esto sucede porque los niños todavía no tienen desarrollada plenamente su personalidad.
Variables de la personalidad
Podemos hablar de personalidad cuando nuestras conductas están configuradas de forma estable, es decir, tienden a repetirse. Esta configuración depende de un conjunto de variables biológicas, sociodemográficas, históricas y psicológicas, conformando un modelo bio-psico-social. Este modelo fue propuesto por Engel en el año 1977.
- Variables psicológicas observables: son aquellas conductas observadas directamente. Por ejemplo: conductas agresivas, altruistas o la forma de relacionarse.
- Variables psicológicas no observables: son las que reflejan el mundo interno de las personas y no se pueden observar directamente. Por ejemplo: pensamientos, emociones, imágenes o intenciones.
- Variables biológicas: son los factores genéticos, neurológicos y neuroendocrinos que pueden afectar a la conducta de la persona.
- Variables históricas: son las que hacen referencia a la historia personal de la persona, a sus experiencias, a su biografía individual.
- Variables sociodemográficas: son las que forman parte del marco de referencial del individuo. Por ejemplo: el sexo, la edad, la profesión o sus estudios.
Genética de la personalidad: variables biológicas
Los estudios actuales de personalidad reconocen la influencia de los procesos biológicos sobre la personalidad, unas veces como causa y otras como efecto. Veamos a continuación algunos ejemplos:
Búsqueda de sensaciones
Este rasgo puede ser un factor de riesgo para las adicciones. A nivel neurológico se asocia con un fuerte sistema dopaminérgico (implicado en la activación conductual), un débil sistema serotoninérgico (implicado en la inhibición de conducta) y con mecanismos hormonales como los altos niveles de andrógenos.
Extraversión
Este rasgo se relaciona con el nivel de activación cortical o arousal que, a su vez, depende del nivel de actividad del Sistema de Activación Reticular Ascendente (SARA).
Los extravertidos tienen un umbral de activación del arousal muy elevado, por lo que necesitan fuertes estímulos para activar este sistema y los introvertidos necesitan estímulos de menor intensidad para alcanzar el mismo nivel de activación.
Por ejemplo: los introvertidos prefieren actividades como la lectura o actividades solitarias y los extrovertidos hablar con gente y actividades más agitadas. Esto explicaría también por qué los introvertidos tienden a ser evitativos y los extrovertidos, más impulsivos.
En conclusión, a pesar de la evidencia de la parte genética de la personalidad, no se puede establecer una relación lineal entre genes y rasgos de la personalidad. Los rasgos de la personalidad son conjuntos de genes que interaccionan entre sí y que solo explican un porcentaje muy reducido de su composición. Nuestra carga genética determina una “preprogramación” de nuestra psique y nuestra conducta; pero esta “preprogramación” nunca será la de una conducta acabada y cerrada si no parte de un proceso activo en el que intervienen el tiempo y el ambiente.
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